Familiares e instituciones vascas exigen a ETA que cuente dónde están los tres jóvenes gallegos que asesinó en 1973
La sobrina de uno de ellos ha pedido «derrumbar el repugnante muro del silencio» cuando se cumplen 50 años de su desaparición
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Bilbao
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Iniciar sesiónEl 24 de marzo de 1973 José Humberto Fouz Escobero, Jorge Juan García Caneiro y Fernando Quiroga Veiga cruzaron la frontera con Francia por Irún. Su intención era ir a un cine de la zona de San Juan de Luz, para ver 'El último ... tanto en París', una película entonces prohibida en España. Sin embargo, el azar hizo que varios terroristas de ETA se cruzaran en su camino y terminaran con su vida. El paradero de sus cuerpos, 50 años después, aún sigue siendo un misterio.
Este viernes Instituciones y familiares les han rendido un homenaje organizado por el Centro Memorial Víctimas del Terrorismo de Vitoria, que ha servido, en palabras de Coral Rodríguez, sobrina de José Humberto Fouz, «derrumbar el repugnante muro de silencio». Y es que, cinco décadas después, lo ocurrido sigue siendo, según ha recordado Florencio Domínguez, director del Centro Memorial, «confuso» y todo apunta a que los terroristas les «confundieron con policías».
Esa hipótesis, sin embargo, no se conoció hasta tiempo después. Hasta entonces, las familias tuvieron que lidiar con la incertidumbre de no saber qué les había pasado a los tres jóvenes. Según un informe elaborado por la Cátedra de Derechos Humanos y Poderes Públicos de la Universidad del País Vasco, la investigación llevada a cabo, tanto en Francia como en España, fue «muy deficiente desde un principio». Fue el agente Mikel Lejarza, 'el lobo', quien sospechó por primera vez que la banda terrorista podría estar detrás de lo ocurrido. Según consta en su libro, a los pocos meses de infiltrarse entre los terroristas, un etarra le confesó que les torturaron y asesinaron. Incluso le habría descrito cómo les sacaron los ojos con destornilladores. ETA, sin embargo, siempre ha guardado silencio.
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Por eso este viernes Coral Fernández ha lamentado la «maldad sin límite» tanto de los que hicieron desaparecer a los tres jóvenes como a los que después de «jalear» a los terroristas durante años, «todavía hoy callan». En una emotiva carta en memoria de su hermano, ha reclamado que quienes estuvieron detrás de los crímenes tengan «un poco de conciencia» y ayuden a esclarecer lo ocurrido para que la familia pueda descansar. Fernández ha citado expresamente a Josu Urrutikoetxea (Josu Ternera), Arnaldo Otegi y Rufi Etxebarría, a quienes ha emplazado a decir «de una vez», dónde se encuentran los cadáveres.
Difícil de asumir
En realidad, la de los tres jóvenes gallegos no ha sido la única confusión de la banda terrorista ETA en su sanguinaria historia. Lo ocurrido con el etarra disidente Eduardo Moren Bergareche, 'Pertur', sigue siendo un misterio, y no fue hasta el año 2018 que ETA reconoció ser la responsable del atentado contra la cafetería Rolando que terminó con la vida de 13 personas en 1976. Sin embargo, sí es, probablemente, uno de los errores más difíciles de asumir. A fin de cuentas, Frouz, Garcia y Quiroga solo eran tres emigrantes que habían llegado a Guipúzcoa para trabajar en su pujante industria. Admitir lo ocurrido supondría para los terroristas asumir el asesinato sádico y sin escrúpulos de tres obreros, una clase cuyos intereses decían defender.
A una investigación muy deficiente en su momento, debido a la escasa colaboración que aportaba por aquel entonces Francia, se une el hecho de que algunos de los terroristas que supuestamente participaron en aquel asesinato ya han fallecido. Es el caso de Tomás Pérez Revilla, 'Hueso' que murió en un atentado de los GAL.
Sin embargo, Florencio Domínguez ha recordado que en la actualidad sigue habiendo, al menos, «media docena» de personas que tienen información de lo ocurrido. A todos ellos ha reclamado que «por humanidad y ante quien quieran y de la forma que deseen, aporten los datos que dispongan. Solo así, ha asegurado, se podrá «poner fin a medio siglo de sufrimiento de las familias».
El de este viernes ha sido el primer homenaje conjunto que realizan las instituciones vascas y el Centro Memorial Víctimas del Terrorismo. Se enmarca dentro de los reconocimientos que el Gobierno vasco está llevando a cabo en los últimos tiempos para recordar a las víctimas del terrorismo y de la violencia.
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