Ernai organiza un acto a favor de los presos de ETA en una escuela que lleva el nombre de uno de los asesinados por la banda

«Exigimos a todas las instituciones públicas navarras, desde el Gobierno de Navarra hasta el Ayuntamiento de Berriozar, pasando por el Defensor del Pueblo navarro, que hagan todo lo que esté en su mano para impedir este acto indigno en un espacio público. Las instituciones y los espacios públicos no pueden convertirse en altavoces para difundir discursos de exaltación a los asesinos de ETA y de legitimación del terrorismo», ha demandado Consuelo Ordóñez, presidenta de Covite.

El evento figura en el programa de Ernai en la localidad de cara al Día Mundial de los Presos Políticos, tal y como califican en el entorno de ETA a los antiguos miembros de la banda terrorista que aún están en prisión. «Los presos políticos vascos perdieron su libertad porque lucharon por la libertad», afirman desde la organización en sus redes sociales. «El 17 de abril proclamaremos su libertad y dejaremos claro que les necesitamos con nosotros en el camino de la liberación de Euskadi», añaden.

Noticia Relacionada

Sortu cuelga una pancarta en la oficina de Extranjería de Bilbao

Gerard Bono

Dos personas han trepado al balcón del edificio ante la mirada de los vigilantes de seguridad

Covite ha rebatido esta descripción. «No son presos políticos, sino asesinos o cómplices de asesinos presos, y no perdieron su libertad porque lucharon por la libertad, sino que fueron encarcelados por haber cometido crímenes gravísimos y por haber conculcado la libertad de sus víctimas mediante asesinatos, atentados terroristas, secuestros, extorsiones y amenazas, que eso fue lo que supuso el terrorismo de ETA», reza el comunicado.

Además, no ha pasado desapercibido la macabra elección del lugar en el que Ernai pretende celebrar el acto. Esta escuela municipal lleva por nombre «Francisco Casanova» en homenaje a este subteniente del Ejército de Tierra asesinado por ETA en agosto del año 2000. Fue precisamente en Berriozabal donde terroristas del comando Ekaitza de ETA lograron acabar con su vida después de varios intentos.

El militar regresaba a casa, en la calle Alkartasuna de Berriozar, conduciendo su coche. Cuando se disponía a introducirlo en el garaje, un etarra que lo esperaba en las inmediaciones abrió fuego, disparándole tres tiros en la cabeza y uno en la mano. Su hijo de once años, alertado por los disparos, corrió hasta el garaje y encontró el cuerpo sin vida de su padre sobre el volante del vehículo. Años después, la sentencia que condenó a los asesinos estableció que habían actuado «con una frialdad que repugna a todo ser humano».