Moncloa da el primer paso hacia unos Presupuestos con Junts y frena el riesgo de adelanto electoral
Los de Puigdemont se mantienen «escépticos» pero el Gobierno ve más cerca la negociación
Madrid
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Iniciar sesiónEl gesto de acercamiento a Junts –enviando a Salvador Illa a romper el hielo a Bruselas– está muy medido en el Palacio de la Moncloa. Y persigue, sobre todo, el intento definitivo del Gobierno para amarrar el apoyo de los independentistas en una legislatura ... en permanenteestado de convulsión que, sin embargo, encara un tramo muy delicado por la ausencia de Presupuestos Generales. En esta negociación futura también se enmarca el encuentro de Illa con el expresidente de la Generalitat. Un primer paso en busca de las cuentas públicas que darían garantías a Sánchez los próximos dos años para llegar a 2027 a pesar de las tormentas judiciales en marcha.
Está por ver el recorrido que tendrá la promesa del presidente de que esta vez sí aprobará un proyecto presupuestario. Ya acumula retrasos en los hitos previos porque la senda de estabilidad debía haber quedado aprobada antes del verano. Pero en esa aspiración necesita avanzar en las relaciones con Junts o no tendrá posibilidades. La interlocución del Gobierno con los neoconvergentes se ha deteriorado tras el encarcelamiento hace justo dos meses de Santos Cerdán, ex secretario de Organización del PSOE, con el que Puigdemont había conectado. Existía una relación de confianza que ahora ha desaparecido. Y fuentes de Junts siguen insistiendo en su desconfianza ante la cita con Illa: «Somos escépticos. Por ahora vamos a escuchar», insisten.
Lo que el partido de Puigdemont tiene claro –a pesar de que el presidente autonómico aseguró que el encuentro era una iniciativa suya– es que «Illa no hará nada sin el permiso de Sánchez» y que todo lo que se hable o se comprometa en la cita tiene, por tanto, el visto bueno de Moncloa.
Aunque muchos ministros siguen manteniendo que no tener Presupuestos no implicaría un adelanto electoral, la presión no deja de crecer. Hace meses el gasto militar puso en un brete al Gobierno. Sánchez consiguió lanzar el mensaje de que no estaba dispuesto a allegar al objetivo de gastar el 5% del PIB en defensa calmando a sus socios parlamentarios a costa de generar desconfianza ante las grandes potencias mundiales e incluso dentro de la Unión Europea. Sacrificó su perfil internacional por calmar los ánimos de la mayoría parlamentaria, sin la que en ningún caso podría resistir. Pero ahora la sensación extendida vuelve a ser que es inviable completar una legislatura sin un proyecto presupuestario. Incluso los anuncios que este lunes lanzó el presidente en el inicio oficial del curso con su propuesta de crear una Agencia Estatal de Protección Civil y Emergencias, y aumentar las inversiones tras los devastadores incendios del verano y la lucha contra el cambio climático miran también a la necesidad de actualizar el Presupuesto.
Las últimas cuentas públicas se aprobaron en 2022 y el Ejecutivo ha renunciado a presentarlas los últimos dos ejercicios, incumpliendo el mandato constitucional ante la certeza de que no contaría con los apoyos.
En este momento no tiene más garantías que entonces –por su izquierda, especialmente Podemos también está dispuesto a complicarle mucho las cosas–. Pero si lograra atraer a Junts a la negociación, el plus de estabilidad sería evidente. Y todo en una segunda parte de la legislatura en la que la trama de corrupción del PSOE irá a más con los avances de la investigación, mientras los casos de la familia del presidente siguen pendientes.
Rehabilitar la figura de Puigdemont es innegociable para Junts. Hacer efectiva la amnistía política –porque la judicial, a la que le quedan pasos decisivos, sigue sin completarse– es clave para los independentistas. Y es una de las pocas cuestiones que sí está en manos del Gobierno. Porque el resto de carpetas pendientes –que el expresidente quede amnistiado por completo, la oficialidad del catalán en las instituciones europeas o las competencias autonómicas en inmigración entre otras– están atascadas y el margen de maniobra, en el fondo, es muy estrecho.
De ahí que en Moncloa vean el encuentro que se producirá esta tarde en Bruselas como un elemento favorable hacia sus objetivos políticos, mirando a los Presupuestos. Se producirá el mismo día en el que el Consejo de Ministros aprueba la quita de deuda pactada con ERC, su otro socio en Cataluña, con el que Junts mantiene una pugna constante. La financiación singular catalana –también acordada con los de Oriol Junqueras y que se descafeinó en el pacto final Gobierno-Generalitat– será el próximo plato fuerte. No hay garantías tampoco de que pueda aprobarse en el Congreso si la tramitación lo permite. Y los primeros que se oponen por verlo insuficiente son los diputados que controla Puigdemont, que quieren sacar más rédito de lo que implica mantener a Sánchez en el poder.
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