'Turismo' neonazi en Vallecas por los partidos del EuroRayo
Un centenar de ultras del Shkendija, de ideología fascista y anticomunista, partieron el lunes desde Macedonia del Norte en dos autobuses
Pese a que el club no tiene en la Liga grada visitante por incumplir los requerimientos de seguridad, en Europa debe ofrecer el 5% del aforo
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Iniciar sesiónPrimer partido del Rayo Vallecano en la Conference League y primeros tambores de guerra en el populoso barrio madrileño. Tras superar al Neman Grodno bielorruso en agosto, el club de la franja regresa este jueves a una competición europea 25 años después, y lo ... hace frente al desconocido KF Shkëndija, un equipo de Macedonia del Norte creado ex profeso para representar a la minoría albanesa residente en el país. Una ideología cuyos ultras, ligados al oscuro mito de 'La Gran Albania', llevan al extremo por todos los campos que pisan. Su última parada no será otra que el estadio de la avenida de la Albufera.
Para ello, un centenar de radicales partieron el lunes en dos autobuses desde Tetovo, una ciudad del noroeste de Macedonia levantada en plena frontera con Kosovo y Albania. El viaje, de más de 3.000 kilómetros, deja claro el fanatismo del grupo Ultras Ballistet, fundado en honor al movimiento paramilitar fascista de la Segunda Guerra Mundial, Balli Kombëtar. Y también deja entrever sus intenciones de enfrentarse a los Bukaneros, de extrema izquierda y con cerca de 200 miembros activos, 70 de ellos considerados por la Policía como extremadamente violentos.
Con las cartas encima de la mesa, no es de extrañar que Delegación de Gobierno haya catalogado de alto riesgo el encuentro, por lo que para garantizar el orden desplegarán 320 efectivos. Los agentes de la Policía Nacional, procedentes de la Unidad de Intervención Policial, la Unidad Especial de Caballería y la Brigada Provincial de Información, se encargarán de supervisar las zonas aledañas al campo para prevenir incidentes, dentro de un dispositivo en el que también participarán uniformados de la Policía Municipal, componentes del Samur-Protección Civil y del Cuerpo de Bomberos, y vigilantes y auxiliares del propio Rayo Vallecano. A ello se añadirá un refuerzo del personal de seguridad de Metro.
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Además de los cien radicales que salieron de Tetovo en autobús, las autoridades prevén la asistencia de otro centenar de aficionados, sin saber aún si estos últimos pertenecen también a Ultras Balliset o son simplemente peñistas. En cualquier caso, los alrededor de 200 normacedonios acudirán al partido con su entrada en la mano, en tanto que el equipo franjirrojo ha confirmado la venta de dichas localidades. Desde el club de fútbol confirman a ABC que estarán ubicados en la tribuna alta lateral, «en la pastilla más elevada», convencidos de que la poca afluencia visitante será clave para que todo transcurra sin mayores complicaciones.
Una consideración que no comparte el grueso de la afición vallecana. «No sabemos nada y se puede liar una buena. Estos tíos pueden venir y ponerse a tirar cosas a los asientos de abajo», comenta un aficionado, temeroso por la falta de seguridad que se vive actualmente en el estadio. En ese sentido, el Rayo tiene prohibido vender entradas visitantes en el campeonato doméstico al no cumplir con los requerimientos de seguridad marcados por la Liga, circunstancia que subsanaría si colocase una valla de separación entre esa parte de la grada y la destinada ya para el público general. Según informó Cope, el club aseguró esta semana que la Comunidad de Madrid -propietaria del recinto- les ha dado un plazo de 7 a 9 meses para realizar la obra.
Mientras eso llega, los Bukaneros ya desplegaron una pancarta el pasado fin de semana con el lema: «Respeto para las aficiones. Grada visitante ¡ya!». Lo hicieron, además, en un partido contra el Sevilla donde la afición hispalense tuvo que comprar las entradas en taquilla y mezclarse con el público local. «Y con estos hay buen rollo, pero imagina si vienen otros y se ubican en la misma zona», resume otro seguidor, sin entender la desidia de los responsables para poner fin a la tétrica situación. «La UEFA no tiene nada que ver con La Liga», zanjan desde la planta noble de la Albufera, en alusión a la obligación que tienen todos los participantes en las tres competiciones europeas (Champions, Europa League y Conference) de ceder el 5 por ciento del aforo a la hinchada foránea.
Los polacos, en el horizonte
Por si fuera poco, la contienda contra el KF Shkëndija será solo el aperitivo de lo que se avecina: el 6 de noviembre, el Rayo juega en casa contra el Lech Poznan, un equipo polaco cuyos ultras, denominados Terror Machine, tienen la dudosa fama de ser una de las hinchadas más temidas de Europa. En su país natal están enfrentados a otros violentísimos grupos como los del Legia de Varsovia, los cuales ya protagonizaron importantes altercados con la Policía Nacional en su única visita a la capital española, en aquel caso al Santiago Bernabéu. De hecho, la refriega acabó con trece detenidos y varios antidisturbios heridos. «Todo el mundo habla de los polacos, pero cuidado con estos que vienen primero», inciden, no obstante, los abonados rayistas.
Son conscientes de que en los Balcanes no son pocos los equipos «que utilizan el fútbol como excusa política para alimentar los nacionalismos». Ejemplo de ello fue lo que ocurrió en 2014, cuando un miembro de Ultras Ballistet decidió volar un dron con la bandera de 'La Gran Albania' mientras se disputaba un Serbia-Albania (clasificatorio para la Eurocopa de ese año) en el feudo del Partizan de Belgrado. La mala decisión de la UEFA, que únicamente había catalogado el partido de alto riesgo en lugar de evitar el emparejamiento, como ocurre con los Rusia-Georgia o los Armenia-Azerbaijan, derivó en una sonada tangana, con intento de invasión del terreno de juego por parte de la afición serbia. El autor, cuyo grupo arribará hoy en Vallecas, fue acusado de incitar al odio interétnico, racial y religioso.
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