La Policía Municipal sancionará al hostal ilegal del Parque de las Avenidas
El empresario egipcio investigado por trata de personas abre su albergue pese a carecer de licencia municipal
El dueño del hostal para inmigrantes fue investigado por trata de personas
Madrid
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Iniciar sesión«Al final lo han abierto», espeta una vecina de la calle de Baviera, en el barrio de la Guindalera. El ir y venir de turistas al Velvet Hostels, el polémico albergue junto al Parque de las Avenidas (Salamanca) y antiguo centro de salud, ... ubicado en el número 9 de la mencionada vía, transcurre con normalidad, como si sobre el lugar no pesara la acusación de operar sin licencia. Fue el pasado viernes, con su apertura, cuando empezaron a dejarse ver los primeros huéspedes. Ocurrió la misma mañana en la que el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, anunció que el establecimiento hostelero no abriría al no contar con la licencia de primera ocupación y de funcionamiento.
«Es una vergüenza. Y él, un cara dura», expresan los vecinos del barrio de la Guindalera, dirigiéndose al egipcio Ibrahim Mohamed Zakaria, el propietario del mencionado albergue turístico y empresario con otro hostal en Pacífico (distrito de Retiro) y en el barrio de Portazgo (distrito de Puente de Vallecas), investigado hace menos de tres años por presunto tráfico de personas. «Montó el negocio [un hostal para acoger a inmigrantes en situación de emergencia] a espaldas de la comunidad de vecinos. Un agravante importante es que el local no reúne las condiciones necesarias de habitabilidad». Entre las supuestas irregularidades, señalan que la salida de emergencia no es operativa y que el proyecto incumple los estatutos de las comunidades afectadas –que prohíben este tipo de negocios–.
«En el mejor de los casos, podría servir para un estancia de una noche, pero no para vivir de manera permanente, como pretende el propietario. Se trata de un espacio con literas –391 metros cuadrados, cinco habitaciones y capacidad para 35 personas, con un aforo de 51–, sin zonas comunes ni cocina. Además, la salida de emergencia es falsa, puesto que no conduce directamente a la calle. Es una ratonera. El propietario intenta recurrir a un formalismo para dar apariencia de cumplimiento de la norma, pero en realidad no garantiza la seguridad de las personas alojadas», cuenta Javier, vecino del número 9 de Baviera, el edificio contiguo al Velvet Hostels.
A principios de julio, el delegado de Urbanismo, Medio Ambiente y Movilidad del Ayuntamiento de Madrid, Borja Carabante, se reunió con los vecinos del Parque de las Avenidas para informarles sobre el requerimiento enviado al hostal. Según detalló entonces, el consistorio había detectado «algunas deficiencias subsanables» en el establecimiento, al que se le ha requerido que se ajuste a la licencia concedida, ya que «ampara la actividad turística, pero no el hospedar refugiados o personas pendientes de asilo».
Desde el Ayuntamiento de Madrid aseguran que el polémico local «sigue sin contar con la licencia adecuada de apertura, por lo que tiene que estar cerrado». Pero en el Velvet Hostels la entrada y salida de los viajeros no cesa. «Le da igual. No le importa no tenerla», insisten los vecinos. Javier explica, además, que en el hostal de Pacífico se generaron reservas de más y que los huéspedes fueron derivados al del Parque de las Avenidas. Natalia, vecina también del barrio, señala que el pasado viernes por la mañana, sobre las 11.15 horas, un grupo de turistas se congregó frente al albergue ilegal. Y hasta acudió la Policía Municipal.
Según fuentes del área de Seguridad del Ayuntamiento de Madrid, los agentes levantaron esa misma mañana acta en el hostal tras comprobar que se encontraba abierto. «En estos momentos se está realizando un informe que se pasará a la Agencia de Actividades (adscrito a Urbanismo) para que impongan la sanción correspondiente», explican a ABC.
Temor a un centro de acogida
Los residentes expresan su temor a que el establecimiento se convierta en un centro de acogida, sin atender a lo que supone abrir este local en una zona residencial sin valor turístico. Temen que en esta zona «profundamente residencial, tranquila y habitada mayoritariamente por familias con menores y personas mayores, la instalación de un centro de estas características, pueda alterar de forma drástica el equilibrio social del entorno».
«No es una zona de constante trasiego de gente. Se trata de un barrio tranquilo, con comercios, bares y ambiente familiar. Somos conscientes de que las ciudades cambian, pero los vecinos queremos preservar la tranquilidad del barrio, no convertirlo en un centro ilegal de alojamiento», indica Fernando, residente en la zona. «No quiero ser una madre preocupada», añade una de las vecinas.
Ibrahim Mohamed Zakaria alquiló –por 60.000 euros al año, según los vecinos– el recinto, conformado por los tres locales unificados, pertenecientes a su vez a tres comunidades distintas: avenida de Baviera, 9, y avenida de Bruselas, 74 y 76.
El empresario cuenta con experiencia en transformar hostales turísticos de bajo coste en alojamientos para inmigrantes, sin cumplir la normativa correspondiente. «Sólo aceptamos esa unión temporal para uso sanitario. Ni se ha pedido permiso para este nuevo alquiler comercial, ni la propietaria, una señora particular y sus sobrinos, han informado ni negociado con los vecinos del edificio», expresaron el pasado mes de mayo varios vecinos de la Guindalera a este diario.
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