El lucrativo negocio de abrir hostales turísticos para alojar a inmigrantes en situación de emergencia
La crisis humanitaria propicia que supuestos albergues para viajeros se destinen en realidad a la acogida temporal. Su dueño anuncia camas a 900 euros para no perder la licencia de hospedaje
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Madrid
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Iniciar sesiónA primera vista, el fin parece muy loable. Pero detrás de alquilar espacios para alojar a inmigrantes en situación de emergencia no siempre prima el sentido humanitario. Al menos, para aquellos que ven en el sistema de acogida mediante acción concertada, aprobado por el Gobierno ... de Sánchez debido a la saturación de los recursos públicos, una opción de negocio basada en la necesidad. Solo así se explica que una litera en Velvet Hostels, un albergue turístico abierto en 2023 en el barrio de Portazgo (distrito de Puente de Vallecas), se anuncie en su página web a 1.100 euros la noche; o a 891 euros en Booking, descuento del 10% ya aplicado. Reservas desorbitadas que no tienen razón de ser.
Según ha podido saber ABC, el establecimiento está gestionado por Ibrahim Mohamed Zakaria, un empresario con otro hostal en Pacífico (distrito de Retiro) y un tercero que planea abrir de manera inminente en la confluencia de las avenidas de Baviera y Bruselas, dentro de la zona del Parque de las Avenidas (Salamanca). Precisamente, este último espacio, antaño un ambulatorio que aunaba a tres locales de sendas comunidades, ha abierto la caja de pandora en un vecindario que protesta desde hace días a las puertas del lugar.
Temen que en esta zona «profundamente residencial, tranquila, y habitada mayoritariamente por familias con menores y personas mayores, la instalación de un centro de estas características, sin planificación, control ni integración, pueda alterar de forma drástica el equilibrio social del entorno». Un alegato que no comparten los residentes más cercanos al hospedaje de Puente de Vallecas, donde aseguran que la convivencia es totalmente tranquila desde que al Velvet Hostels comenzaran a llegar personas inmigrantes, demandantes de protección internacional o inscritas en programas de ayuda humanitaria.
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Aquí, la búsqueda de plazas hoteleras para efectuar una primera acogida temporal fue realizada por CEAR (Comisión Española de Ayuda al Refugiado), una de las ONG españolas que gestiona este tipo de estancias autorizadas, en el marco de un programa conveniado con el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones. «Nosotros no tenemos el albergue en exclusividad ni trabajamos en él, solo contamos con un equipo que se encarga de atender in situ la intervención social», explican desde CEAR, conscientes de que estos puntos no son centros de refugiados. «Son plazas hoteleras pensadas para estancias cortas, aunque muchas veces se alargan porque hay un colapso del sistema», prosiguen.
Para poder adherirse al programa, estos establecimientos deben tener la licencia en regla y cumplir con todos los requisitos del Ministerio, añaden en la ONG, sin entrar a valorar el negocio de los hostales creados expresamente para este menester. «Ni los manejamos ni influimos en ellos. En Madrid es muy difícil encontrar espacios a precios asequibles, pero lo cierto es que hacen falta plazas y ojalá fueran las instituciones públicas las que dispusieran de edificios», aclaran. Contexto perfecto para la aparición de oportunistas que aprovechan una situación de emergencia a fin de generar nuevos nichos de mercado.
Plena ocupación
El Velvet Hostels hace tiempo que mantiene la práctica totalidad de ocupación, lo que asegura el rango de beneficios más elevado. Si cada vez son más los caseros que alquilan pisos por habitaciones para sacar más rentabilidad, llegando incluso a hacer un cuarto de dormir extra a costa del quitarle metros al salón o a la terraza, la ecuación con estos albergues no difiere en demasía: suben las camas, las reservas en paralelo y los beneficios; bajan los metros cuadrados, la privacidad y la calidad de vida. No es de extrañar, por tanto, que en el hostal de Puente de Vallecas entren hasta diez literas por alcoba, reformadas y en perfecto estado, a tenor de las fotografías mostradas en las plataformas de viajes, pero al fin y al cabo dispuestas en dimensiones muy reducidas.
Las elevadísimas tarifas a ojos del viajero común tienen por objetivo mantener la apariencia de hospedaje, al menos durante el tiempo que estos espacios permanezcan alquilados para acoger a inmigrantes. Es el caso del Velvet Hostels Pacífico, cuya actividad, a diferencia del vallecano, parece haber recobrado su funcionamiento original. De un modo u otro, lo cierto es que el empresario que está detrás de estos negocios posee hasta una quincena de locales similares repartidos por toda Europa, según denuncian los portavoces de la asociación vecinal de Parque de las Avenidas.
Un modelo que los moradores de esta parte del barrio de La Guindalera tienen claro que se replicará en el viejo centro de salud Baviera, cerrado tras la pandemia y en desuso desde entonces. Fue en ese tiempo cuando apareció la figura de Ibrahim Mohamed Zakaria, quien alquiló el recinto conformado por los tres locales unificados, pertenecientes a su vez a tres comunidades distintas: avenida de Baviera, 9, y avenida de Bruselas, 74 y 76. Este hecho es el primer frente que sus residentes mantienen abierto. «Solo aceptamos esa unión temporal para uso sanitario. Ni se ha pedido permiso para este nuevo alquiler comercial, ni la propietaria, una señora particular y sus sobrinos, han informado ni negociado con los vecinos del edificio», exponen.
El otro caballo de batalla atañe a los requisitos urbanísticos para que pueda echar a rodar el nuevo hostal. Hablan de deficiencias en materia de seguridad y ventilación, «con una salida de emergencia que no cumple su función y la única habitación para personas con discapacidad ubicada encima de unas escaleras», por lo que su acceso en silla de ruedas «solo sería posible a través de la propia puerta de emergencia», algo totalmente prohibido. Tal es la preocupación en el enclave, que el concejal de Urbanismo, Medio Ambiente y Movilidad, Borja Carabante, mantuvo la semana pasada una reunión con parte de los residentes, en la que trató de calmar los ánimos.
En ese sentido, fuentes del área municipal que dirige informan a este periódico de que han recibido una solicitud de licencia para ejercer como 'hostel', «un espacio que aún no tiene licencia de funcionamiento, sino de obra». Añaden, además, que han procedido a su inspección para ver la instalación y recuerdan que la licencia de funcionamiento «se otorgará si cumple todo el procedimiento y supera una nueva inspección que garantice que han cumplido con la licencia de obra». Cuestionados por ello, en CEAR avisan de que no han cerrado ningún acuerdo, «hasta que no esté terminado y tenga todas las licencias que marque el reglamento», si bien reconocen de manera implícita que el nuevo hostal está ya bajo su radar.
A preguntas de los periodistas, el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, remarcó el miércoles que ha dado dos instrucciones a su equipo: la primera dirigida a la concejala de Salamanca, Cayetana Hernández de la Riva, para que «mantenga un contacto permanente con los vecinos del Parque de las Avenidas»; y la segunda al propio Carabante, «para que fiscalice cuáles son las condiciones en las que ese hostal se pueda abrir, el uso que se está dando y que cumpla con la normativa de manera estricta para prevenir posibles situaciones futuras». Un uso posterior que ha extendido una teoría errónea: que el espacio se convierta en un centro para menores extranjeros no acompañados.
De hecho, tanto el área de Urbanismo («Ni la Comunidad de Madrid ni el Ayuntamiento van a habilitar un centro para menores extranjeros no acompañados porque para ello tendría que ser un equipamiento dotacional») como la ONG CEAR («no trabajamos en estas plazas con menores») coinciden en zanjar este rumor infundado. Mientras, ultras ajenos al vecindario han llevado a cabo pintadas de 'No menas', quien sabe si los mismos que ayer se manifestaron bajo una pancarta de 'No más menas en nuestros barrios'.
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