Pizza Inferno en la 'selva' inflamable del restaurante de Manuel Becerra: «El camarero salió con el plato y un soplete y de pronto todo era fuego»
Un trabajador de 25 años y una clienta de 42 pierden la vida tras desatarse un vertiginoso incendio por la maleza decorativa del restaurante Burro Canaglia Bar&Resto
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A las 22.30 horas de la noche del viernes, en el interior del restaurante Burro Canaglia Bar&Resto (plaza de Manuel Becerra, 16) todo transcurre en aparente normalidad. El local está decorado al estilo 'amazónico', con multitud de plantas de plástico que trepan una ... columna central y se extienden como estalactitas a lo largo del frondoso techo. La ornamentación es rimbombante, fiel a un estilo que gana adeptos entre los espacios gastronómicos de moda de la capital. La restauración importa, sí, pero también la puesta en escena, el 'show cooking' y, cómo no, la escenografía en las redes sociales.
Alrededor de medio centenar de clientes, repartidos en 18 mesas, cenan tranquilamente atendidos por seis trabajadores. En la planta baja, el establecimiento se distribuye en forma de 'L', con la cocina y una barra al fondo, y una primera fila de mesas extendidas en paralelo hacia la puerta. En una de ellas, una familia de ocho comensales celebra un cumpleaños; en el resto, parejas o grupos de amigos disfrutan de una carta variada repleta de singulares creaciones: por citar algunas, huevos rotos con bogavante a la parrilla, solomillo de simmenthal a las brasas o wok vegano al rosmarino, pero sin duda un plato sobresale por encima de todos. Se trata de la pizza Inferno carnívora, cocinada con tomate San Marzano, mozzarella fresca, guanciale, crujientes de cecina ahumada, salami picante y un toque final: llega a la mesa flambeada con un soplete.
A las 22.50 horas, un camarero saca una de estas pizzas y la traslada por el pasillo central. Con una mano sujeta el plato y con la otra flambea el producto: las llamas, en palabras de Ruth y David (dos jóvenes sentados en la hilera de pequeñas mesas más pegada a la barra), «alcanzan los 10 centímetros». «¡Qué guapo!», llega a decir ella, segundos antes de que el empleado alcance la columna de la entrada y una chispa salte a la 'vegetación'. El fuego sube como la espuma y prende el techo; el caos está servido. Algunos de los empleados tratan de sofocarlo con agua, en un vano intento mientras el humo negro invade todas las estancias.
Parte de los afectados logran salir a la calle, no sin dificultades, al tener que franquear tres puertas, dos primeras de una pequeña recepción y la última que da acceso desde la vía pública. Otros, en cambio, se esconden en la cocina y los últimos no consiguen escapar del salón. Fuera, la situación es extrema: los viandantes tratan de romper con las sillas y los palos de las sombrillas de la terraza los cristales para ampliar el espacio de evacuación, pero estos no ceden. «Nosotros éramos ocho y no hemos podido salir todos», relataría David, un par de horas después del suceso.
A las 23 horas, los bomberos del Parque de Manuel Becerra, a solo 300 metros del trágico siniestro, acuden de inmediato. La mitad lo hace a pie, como reconocería ya de madrugada el jefe de guardia Carlos Marín, y entre todos extinguen el fuego «a la mayor celeridad». Al entrar, una docena de personas son rescatadas. Pero otras dos, un trabajador de 25 años y una clienta de 42, yacen muertas en la zona más próxima al origen del fuego a consecuencia de las quemaduras y la inhalación de humo.
Las doce personas salvadas resultan heridas, ocho de ellas graves, y son evacuadas al exterior. Los agentes de la Policía Nacional del distrito de Salamanca tampoco tardan en llegar, por lo que son ellos los que inician las primeras maniobras de reanimación cardiopulmonar (RCP); una labor que minutos después dejarán en manos de Samur-Protección Civil. Las facultativos levantan un hospital de campaña y atienden a las víctimas, antes de trasladarlas a distintos centros hospitalarios. Los más leves, cuatro, a La Princesa y el Doce de Octubre, y el resto se reparten a La Paz, Clínico San Carlos, Gregorio Marañón y Getafe.
A primera hora de esta tarde, los ocho graves seguían hospitalizados: una joven de entre 20 y 30 años afectada por inhalación de humo y con el ocho por ciento de su superficie corporal quemada en miembros inferiores; tres varones de 29, 26 y 21 años intubados en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) por inhalación de humo; dos mujeres de 40 y 25 años ingresadas en la Unidad de Quemados con quemaduras en el 25% de la superficie corporal, concretamente en cara, miembros superiores y tronco; y otras dos de 25 años y 52 en la UCI del Hospital de La Princesa, esta última intubada y la de menor edad consciente pero bajo vigilancia.
Recogida de pruebas
Con las dos plantas del local aseguradas (la inferior, mucho más reducida, alberga los baños), los bomberos revisan las escaleras de los dos edificios anexos y permiten la entrada a los investigadores. Los agentes de la Sección de Delitos Violentos (DEVI) de la Policía Científica recogen pruebas a fin de corroborar la causa exacta del incendio, dentro de unos trabajos que no podrán terminar hasta este domingo e incluso el lunes debido al poco enfriamiento que aún presenta el espacio.
A las 0.00 horas, la Policía Nacional mantiene acordonado el tramo de la plaza, donde poco antes se han vivido verdaderas escenas de pánico. «Hemos visto a una señora saliendo con sangre y el pelo negro», señalan Inés y Natalia, dos adolescentes que bebían una litrona en uno de los bancos aledaños. «Era horrible, el humo ha salido de golpe y no podías ver nada», coincidían casi todos los testigos, que no dudaban en definir la salida del local como una especie de «ratonera».
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La cadena andaluza The Clandestine Hub, responsable de explotar la marca de restaurantes italianos Burro Canaglia, inauguró su primer restaurante en Madrid el 30 de diciembre de 2021, el mismo que ayer salió ardiendo. El establecimiento contaba con capacidad para un centenar de comensales, de los cuales 60 podían permanecer a la vez en el interior. El aforo en la negra noche de viernes era de unos 50, es decir, rozando casi el lleno de puertas para dentro. El alcalde José Luis Martínez-Almeida señaló esta mañana que no existía salida de emergencia, ya que desde el punto de vista de la normativa «no era necesario» por las dimensiones del restaurante y por el número de clientes que tiene autorizado.
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