Pistoleros al atraco de hoteles en Semana Santa: la 'fama' fue su perdición

En ese mes, los delincuentes cometen el primero de los palos en un salón de apuestas de Pozuelo de Alarcón, y el perfil queda escrito casi de inmediato: dos individuos (a veces solo uno) con capuchas y pasamontañas, una mochila en la mano para guardar el botín y una pistola en la otra a modo intimidatorio; apoyados por personas que a cambio de ciertas cantidades de dinero esperan en el coche para facilitar la fuga. Sin embargo y pese a las precauciones adoptadas, entre ellas la de tapar con cinta aislante las matrículas de los vehículos, los agentes consiguen apresar en febrero al líder de la banda, un ciudadano angoleño de no más de 25 años al que se le imputan hasta doce hechos delictivos.

Una detención que cae en saco roto tras su puesta a disposición judicial. Al salir a la calle de inmediato, el joven se siente impune y entra en contacto con un segundo atracador, de nacionalidad marroquí, para incrementar el número de golpes y objetivos. Los dos, que empiezan entonces a 'trabajar' hoteles y gasolineras, no tardan en desatar la alarma por su forma de actuar: si en los salones de juego lo normal es entrar a horas en las que solo hay trabajadores, en los hoteles las recepciones son 24 horas, «por lo que puede haber clientes durante todo el día».

Noticia Relacionada

Detenida una banda por atracar a punta de pistola hoteles, gasolineras y salones de juego

EP

Mientras dos de ellos perpetraban el robo ocultando el rostro, los otros dos arrestados se turnaban para esperar en el exterior a bordo de vehículos de alquiler para huir rápidamente del lugar

Mientras los agentes trabajan esta vez a contrarreloj, se produce una extraña simbiosis: las acciones de los pistoleros empiezan a salir en los medios, pero en lugar de recluirse para evitar ser identificados redoblan sus ataques. «Les gusta que se hable de ellos, es una forma de ganar prestigio», precisan fuentes policiales. Así, intensifican su actividad y llegan a robar tres hoteles en solo dos días, el Jueves Santo hacen su primera parada de madrugada, en el hotel La Princesa de Alcorcón; y horas más tarde, a las 20.50, irrumpen en el NH de la misma localidad, donde no tienen reparo en amenazar a los empleados en presencia de una pareja de huéspedes con un niño pequeño, que huyen de la escena como pueden.

Al día siguiente (Viernes Santo), el dúo de encapuchados acude al hotel Porcel Torre Garden del distrito de Ciudad Lineal pasadas las diez de la noche. Ya en la puerta, comprueban que está cerrada con llave y la emprenden a patadas hasta conseguir abrirla. Dentro, el recepcionista observa algo raro por las cámaras y corre a ocultarse, segundos antes de que los malhechores entren a buscar el dinero. La dificultad para los especialistas de la Policía Nacional radica en obtener una mínima carga probatoria, algo que han logrado obtener en al menos diez robos (cinco hospedajes, tres salones de juegos y dos gasolineras) en Madrid, Pozuelo, Móstoles, Getafe, Coslada y Alcorcón, sustrayendo una cantidad cercana a los 15.000 euros.

Con todas las cartas boca arriba, los miembros del Grupo XIII de atracos establecieron en abril un dispositivo para su localización, saldado con el arresto casi simultáneo de los dos atracadores y dos de sus compinches al volante, afincados todos en el municipio de Leganés. El líder se revolvió al ser abordado y cuatro de los seis agentes que lo redujeron terminaron heridos debido a su corpulencia. El resto de miembros, en cambio, no opusieron resistencia. Se da la circunstancia de que este tipo de atracadores aprovecha la Semana Santa y otros periodos vacacionales, fines de semana o días festivos para perpetrar sus robos, conscientes de que el número de efectivos de los diferentes cuerpos policiales mengua respecto a las jornadas lectivas. Un déficit que solo la pericia policial puede salvar.