Los padres de Vallecas huyeron dos veces antes para llevarse a sus hijos
Escaparon de Madrid a Puertollano en 2018 y, antes de quedarse sin tutela, se fugaron a la capital en 2023
Los 6 niños rescatados de sus padres llevaban dos años entre infecciones y basura en el piso de Vallecas
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónRafael y Natalia, los dos padres españoles detenidos la semana pasada por la Policía Municipal de Madrid acusados de desamparo e intentar huir con sus seis hijos menores de edad, desnutridos, sucios y enfermos, ya lo hicieron en dos ocasiones anteriores. Llegando, a diferencia ... de la tercera y última, a culminar su fuga. Pretendían desaparecer del mapa para que los servicios sociales de dos comunidades autónomas, Madrid y Castilla-La Mancha, no les arrebatara la tutela por el abandono en que se encontraban. Tienen entre 15 y 4 años en la actualidad.
El primer caso ocurrió en 2017, cuando solo tenían a cuatro de esos vástagos (los gemelos nacerían en 2021) y otra que es mayor de edad. En aquel entonces, la Comisión de Tutela de la Comunidad de Madrid, donde residían, declaró la situación de desamparo de los infantes y asumió la tutela; al año siguiente, los padres se enteraron de que se los iban a quitar y decidieron poner tierra de por medio. Se trasladaron en secreto a Puertollano (Ciudad Real), donde se instalaron. Primera fuga.
Pero en 2021 las autoridades castellano-manchegas recibieron la información de sus homólogos madrileños: explicaron que sufrían absentismo escolar y una desorganización grave de la familia. La Comisión de Tutelas de Ciudad Real incoó el procedimiento. Y, en 2022, se propuso la situación de desamparo de los menores, asumiendo la tutela y la guardia y custodia la región vecina a la nuestra.
Hallan a seis hermanos enfermos, hambrientos y sucios cuando sus padres los iban a secuestrar
Carlos HidalgoLa hija mayor avisó a la Policía Municipal de Vallecas: la pareja iba a huir antes de que le retiraran la tutela
Rafael y Natalia, de 37 y 42 años, melillense él y madrileña ella, volvieron a hacer las maletas y consumaron su segunda huida de las autoridades con los menores, que ya eran seis. Regresaron a la capital de España para que no los servicios sociales no se quedaran con los menores.
Y así fue como recalaron en el piso de la madre y el tío de él al año siguiente, en la calle del Depósito de Agua, en Puente de Vallecas. Fue la hija mayor, veinteañera y que reside en Usera, la que advirtió con una llamada la Comisaría Integral del Distrito de que su madre era conocedora de que desde junio había otra nueva orden desde la Comunidad para arrebatarles a los seis pequeños. Su intención era, y así también lo confirmó una prima de las víctimas, marcharse hacia Torrevieja (Alicante) antes del 1 de septiembre.
La alerta llegó a los agentes tutores el 27 de septiembre y acudieron inmediatamente al piso, un pequeño bajo. Ya en las ocasiones anteriores, se habían mostrado muy poco colaboradores con las autoridades, hasta el punto de negarse a abrir la puerta. Esta vez lo hicieron a la segunda. El panorama que encontraron los agentes fue lamentable. Ahora se entendía por qué pendía de nuevo sobre el matrimonio la retirada urgente de los menores.
Tenían suciedad visible por todo el cuerpo y el cabello. Es más, les preguntaron si habían comido, a lo que respondieron: «Unas salchichas y un vaso de leche que nos ha traído la abuela», precisan fuentes del caso. Presentaban impétigo, una infección bacteriana en la piel que les había causado erosiones tremendas. Empezaron dos de los hermanos, pero, debido a la falta de cuidado y tratamiento médico, se lo contagiaron a tres de los menores.
El estado de la vivienda era «totalmente inhabitable», reza el informe de la Policía Municipal de Puente de Vallecas: un olor a tabaco impresionante, colillas tiradas por el suelo, suciedad en todas las estancias, hedor a pesticida, colchones negros, la cocina con los fogones, las paredes y las puertas llenas de grasa...
Los padres quieren recuperarlos
Este diario ha podido saber que los niños dormían hacinados en el suelo del salón, sobre colchonetas oscuras de porquería, y entre muebles rotos. La bañera, por ejemplo, estaba inutilizable de la cantidad roña que la tapizaba. Cuando abrieron el frigorífico, hallaron alimentos en mal estado, podridos, mezclados con medicinas y las baldas y bandejas hasta arriba de suciedad. Los propios agentes estaban consternados.
Natalia ha reconocido esta realidad, aunque también culpa a su suegra de no ayudarla a hacer limpieza general en el piso. Ella y su pareja cobran pensiones no contributivas. La mujer asegura que sufría depresión y padece una escoliosis que le dificulta el movimiento.
Pretende traer de vuelta a sus seis hijos menores de edad, que, desde el mismo día de la intervención y tras pasar por el hospital del Niño Jesús, han sido trasladados a un centro especializado bajo la tutela de la Comunidad de Madrid.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete