'Obsesioner', el chantajista sexual de las mil caras que vive para cazar mujeres

Según ha podido saber ABC, los agentes de Policía Judicial de Torrejón de Ardoz le volvieron a colocar los grilletes el pasado 17 de julio, después de que tres nuevas afectadas presentaran las correspondientes denuncias. Un relato de los hechos que no pillaba de nuevas a los investigadores, conocedores del 'modus operandi' empleado. El detenido buscaba mujeres en redes sociales y las contactaba con cualquier excusa: trazando un símil con la pesca de arrastre, lanzaba sus trampas a discreción a fin de que algunas cayeran de lleno.

Conseguido el primer objetivo, el farsante comenzaba un calculado juego de seducción hasta lograr ganarse la confianza de sus interlocutoras y pedirles fotografías de carácter íntimo. De común acuerdo, ambas partes procedían a un intercambio de archivos, sin saber ellas que el sujeto al otro lado del teléfono no era quien decía ser. Un engaño del que las víctimas serían conscientes después al ser advertidas por terceras personas de que habían visto esas mismas imágenes en páginas de contenido sexual.

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Precisamente, en su anterior arresto (en julio de 2023), el Obsesioner también tuvo la osadía de suplantar la identidad de uno de estos usuarios para conseguir de su primera presa el envío de más material. Para ello, el 'buen samaritano' le transmitió su preocupación y trató de ayudarla, facilitándole el teléfono del supuesto administrador del portal en el que estaban publicadas sus fotos. Pero al explicarle a este contacto la delicada situación, la mujer recibió la peor de las respuestas: solo borraría las instantáneas si accedía a tener con él una charla de carácter sexual acompañada de una nueva remesa de posados.

Aquella vuelta de tuerca a la postre fue su perdición: la afectada sospechó de lo rebuscado del asunto y dio la voz de alarma en Comisaría. Los agentes comprobaron entonces que el individuo que solicitó las primeras imágenes a la denunciante, el usuario que le advirtió de la existencia de un grupo de mensajería en el que se estaban difundiendo las mismas y el administrador del citado grupo eran en realidad la misma persona. Descubierto su entramado virtual de caretas, fue apresado por acoso contra la libertad sexual y coacciones.

Doce meses después, el Cuerpo Nacional le imputa delitos de acoso y descubrimiento de revelación de secretos, que se añaden a un largo historial en el que le constan, además, antecedentes por abuso y agresión sexual. «En ninguno de los casos hay detrás un móvil económico», resumen las fuentes policiales consultadas, lo que añade mayor inquietud al caso. Más si cabe, tras relatar varias de las agraviadas que el chantajista de las mil caras intentó quedar físicamente con ellas, quien sabe con qué oscuras intenciones. Mil disfraces virtuales, pero debajo la misma obsesión para destrozar la vida de sus víctimas.