Un nuevo capítulo para los sintecho de Barajas atendidos por Madrid: «La ayuda nos sirve para recuperar la vida de antes»
De las 102 personas asistidas por el ayuntamiento, 82 han sido trasladados a otros recursos, han recuperado la vida autónoma o han regresado a sus países
La vida actual de los 102 sintecho de Barajas asistidos por Madrid: 70 en albergues, 6 independientes y 6 en sus países
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Iniciar sesiónDurante cinco meses, John estuvo durmiendo en los asientos de la tercera planta de la terminal 4 del aeropuerto de Barajas. El colombiano llegó hasta estas instalaciones después de que terminara la última campaña de frío en la capital, donde acabó después de un accidente ... que le imposibilitó seguir trabajando. «Le dedicaba más tiempo a la supervivencia que a encontrar trabajo», relata sobre la dinámica en la que acabó envuelto una vez abandonó este recurso municipal. Sin embargo, hoy celebra ser una de las 82 personas sin hogar que han sido atendidas durante tres meses por el Ayuntamiento de Madrid, de los cuales 70 han conseguido ser derivados a otros recursos municipales, seis han recuperado su vida autónoma y otros seis han decidido regresar a su países de origen con su familia.
El consistorio madrileño puso en marcha el pasado 14 de julio un dispositivo ante la situación de emergencia que se vivía en Barajas. Habilitó entonces el Centro de Acogida de Emergencia Pinar de San José –que desde hoy y hasta el 31 de marzo acogerá la campaña de frío–, en el distrito de Latina, donde se atendió a 102 personas, tal y como aseguró ayer el delegado de Políticas Sociales, Familia e Igualdad, José Fernández, durante la presentación del balance de esta actuación.
«Han sido 100 días en los que el Ayuntamiento de Madrid ha proporcionado una atención social individualizada a cada uno de los usuarios que se encontraban en situación de exclusión», destacó sobre este recurso que contaba con 150 plazas, estaba dotado de 932.000 euros y en el que todos los asistidos tenían vinculación con la ciudad de Madrid, bien a través del empadronamiento o de la atención de los Equipos de Calle, Samur Social o centros de servicios sociales.
Mercedes es una de las mujeres mayores de 65 años que este recurso ha atendido durante los últimos meses y que ocupó una de las plazas que le permitía permanecer las 24 horas del día en este centro. «Estuve trabajando en el aeropuerto hace años y lo conocía», relata esta mujer que asegura que le preocupó la lejanía, pero luego se acostumbró a estar ahí y no ha tenido «ningún problema». «Tengo mis plantas que riego, jugamos al bingo y al parchís y ellas [las trabajadoras de servicios sociales] son fabulosas», asegura.
Con ella pasaba los días también Carmen Susana, una venezolana que llegó al aeropuerto madrileño después de haber sigo «engañada». «Una persona me prometió que me empadronarían y que me alquilaría una habitación, pero lo hizo», relata esta mujer, que tras pasar un tiempo en un banco le recomendaron quedarse en las instalaciones del aeródromo. «Estuve en Pinar de San José nueve días y nos trataron muy bien. Nos daban cena y aperitivo y teníamos para bañarnos. Estoy tranquila, no es mi casa, pero estoy tranquila», concluye.
John comenzará –al igual que otras 64 personas que han accedido a la Red Municipal de Atención a Personas Sin Hogar– un nuevo capítulo de su camino hacia la autonomía en el centro de acogida de Pedro Roca. «Es como un colchón para volver a tener la vida como la teníamos antes», señala. Mercedes, al igual que otras personas que superan los 65 años y que se concretará en las próximas semanas, ingresará en una residencia de mayores de la Comunidad de Madrid. Carmen Susana, por su parte, ha sido derivada al programa de atención a mujeres sin hogar No Second Night, donde le ayudarán a formarse para atender a personas mayores y le acompañarán.
Además de las personas que han sido derivadas a otros recursos estables, hay seis que han conseguido salir a una vida autónoma y otras que han vuelto a sus países gracias a las ayudas económicas del consistorio y a conectarles de nuevo con sus familias. Es el caso, por ejemplo, de una madre y un hijo, que además tiene autismo, procedentes de Perú, que estuvieron viviendo en Barajas y que «ha sido un éxito y satisfacción que pudieran reencontrarse con su familia y tengan una vida normalizada en su país».
Por otro lado, los Equipos de Calle municipales continúan trabajando con el resto de personas detectadas por esta red. Cinco de ellas causaron baja voluntaria en este centro y otras siete rechazaron ser derivadas a una plaza estable en otro recurso.
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