Madrid prepara los 300 primeros pisos compartidos para mayores como alternativa a las residencias

Este sistema aún novedoso en España surgió en los años 60 en Dinamarca. Se trata de un modelo de inmuebles en el que junto a los espacios privados (las viviendas como tal) se crean lugares comunes, compartidos por todos los vecinos del inmueble, como el comedor, la cocina, el gimnasio, el huerto, las salas de ocio, etc. De esta manera se trata de luchar contra el deterioro cognitivo, la soledad no deseada y el aislamiento de las personas mayores.

Esta apuesta que ahora pondrán en marcha las Áreas de Desarrollo Urbano (Cs) y Familias, Igualdad y Bienestar Social (Cs), se pactó en los Acuerdos de la Villa rubricados por todos los grupos municipales durante la pandemia. Por unanimidad se acordó «impulsar alternativas de alojamiento adaptadas al envejecimiento durante el siglo XXI frente al modelo tradicional de las residencias».

Así, según detallaron a ABC desde las dos concejalías implicadas, se cederán durante un máximo de 75 años tres parcelas de un tamaño de entre 4.000 y 6.000 metros cuadrados para la construcción de estas viviendas colaborativas para mayores. Los solares están ubicados en los barrios de Ascao (Ciudad Lineal), Orcasitas (Usera) y Canillas (Hortaleza), siempre cerca del transporte público y en zonas consolidadas de la ciudad, con fácil acceso a servicios públicos.

Para optar a cualquiera de estas parcelas, los interesados deben constituir cooperativas de personas mayores y presentar un proyecto que «garantice la autogestión del servicio». Esto implica que los socios asumen el coste de la construcción o rehabilitación del edificio. Cada vivienda se asigna a una persona o familia, que será la titular del derecho de uso del espacio.

Todos los integrantes de cada cooperativa participan en la planificación y diseño de la comunidad, para que todo responda a sus necesidades. El objetivo es que los lugares comunes sean una «extensión de la vivienda privada», para compartirlos y «fomentar el sentimiento de comunidad».

Desde que se lance el concurso de cesión de los solares, habrá tres meses de plazo hasta su adjudicación. A partir de ahí, deberán desarrollar el diseño y pedir la licencia de obras, que podrían tenerla un mes después de su solicitud, especifican desde la concejalía que dirige Mariano Fuentes. Es decir, si todo marcha según lo previsto, a partir del próximo verano podrían empezar a erigirse las primeras viviendas de esta modalidad en la capital.

De forma paralela, el Área de Familias, pondrá en marcha a principios de 2023 una oficina de apoyo a los proyectos de 'cohousing senior'. Servirá, por un lado, para orientar y guiar a todos los ciudadanos o cooperativas interesadas en esta modalidad, como para supervisar el correcto uso de estas viviendas.

En cuanto a las características de los inquilinos de las viviendas, en la resolución publicada por la Comunidad al respecto, se especifica que «las viviendas colaborativas parecen estar más pensadas para personas válidas o con grado de dependencia leve o moderada». «No obstante, tratándose de viviendas permanentes para personas mayores, la previsión de situaciones sobrevenidas de dependencia hará necesario el cumplimiento de los requisitos y estándares de calidad de la promoción de la autonomía y la atención a la dependencia», añade el informe.

En este sentido, recomienda la Comunidad que los cuidados informales (acompañamiento, tareas domésticas, etc.) sean prestados por los propios miembros con mayor grado de autonomía, lo que abarata su coste y evita una carga para las familias. No ocurrirá lo mismo con los cuidados especializados, que «deberán ser prestados por profesionales de los servicios y prestaciones ofrecidos por los sistemas sanitario y social, sean públicos o privados, según los casos», matiza el escrito.

«Nuestro objetivo es que las personas mayores puedan residir en sus hogares todo el tiempo posible, disfrutando de buenos servicios y calidad de vida», indicó ayer el delegado de Familias, José Aniorte, en el pleno de Cibeles.

El 'cohousing' se ha planteado también como una oportunidad de aportar valor a suelos municipales sin uso o en riesgo de degradación. Así, en algunos municipios, como el de Rivas Vaciamadrid, se han puesto en marcha proyectos de viviendas colaborativas.

En este caso, la Empresa Municipal de Vivienda ha sacado a concurso tres parcelas dotacionales, abierto las iniciativas vecinales (integradas por mayores de 50 años) que se constituyan en entidades sin ánimo de lucro. Es el primer ejemplo de estas características en la Comunidad de Madrid. Y la capital, con gran parte de la población envejecida, avanzará también en este sentido y que las residencias no sean la única alternativa.