José del Tomate: «No le debo nada a nadie»

—Buena iniciativa, una sección joven dentro de Suma Flamenca, ¿no?

—¡Totalmente! Para nosotros los jóvenes es un honor poder formar parte de este festival, siempre lleno de grandes nombres del flamenco.

—Presentará canciones de su primer disco, 'Plaza Vieja'. ¿Con qué retos se ha encontrado en este debut?

—Los primeros discos tienen el reto de cumplir una ilusión. Un primer álbum en solitario es siempre emocionante y delicado, pero me sentí muy libre porque no le debo nada a nadie. El segundo es el que siempre es más complicado (risas). Ya he empezado a trabajar en él y estoy entusiasmado.

—¿Cómo describiría 'Plaza Vieja' a los aficionados?

—Lo que he intentado es ser realista, tener los pies en la tierra y buscar la forma de diferenciarme. Mi intención final es gustarle a la gente, que se lo pasen bien escuchándolo.

—Su gran influencia es su tío el Niño Miguel, ¿verdad?

—Es una influencia enorme en mi casa. Un gran maestro, como Paco de Lucía, aunque a éste no hace falta ni mencionarlo. A Paco sólo le faltaba hacerse pescado y lanzarse al agua (risas).

—Supongo que le sorprendió la muerte de Manolo Sanlúcar, a quien Suma Flamenca rinde homenaje este año.

—Estuve en el homenaje que se le hizo en Sanlúcar, y allí estábamos todos igual. Nadie se lo esperaba. Una gran pérdida para el flamenco.

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—Los flamencos jóvenes tienen el gran reto de diferenciar la fusión de la confusión.

—Yo no tengo ningún tipo de problema con la apertura del flamenco, pero no hay que perder la pureza porque si construyes la casa por el tejado, se te va a venir todo abajo antes o después. Hay que saber quién eres, de dónde vienes, y a partir de ahí tener sentido común para ir hacia donde te dé la gana.

—¿Qué ha aprendido yendo de gira con su padre por el mundo?

—Pues que, tal como decía el maestro Paco de Lucía, «el trabajo gris no lo ve nadie». Las horas que te pasas solo ensayando, esperando aviones, matando el rato en hoteles. La gente ve una hora y media de concierto, pero no es consciente de todo lo que hay detrás. Eso se lleva mejor o peor dependiendo del compromiso que cada uno tenga con su trabajo y con su instrumento. Además, cuando sales al escenario y te enfrentas a un público, a veces las cosas no salen como uno quiere, y eso hay que saber digerirlo. Hay veces en las que la velada tiene magia, y otras en las que, por las razones que sea, pues no la hay. Hay que estar siempre preparado para los conciertos, pero el sentir de cada actuación es un misterio.

—¿Cómo será su próximo disco?

—Ya ha pasado el tiempo suficiente para dejar a un lado 'Plaza Vieja', y empezar otra etapa a nivel de composición que no sea un mero desarrollo de lo que ya has publicado. Cuando se compone algo, hay que olvidarse de lo anterior.

—Compartirá las dos horas del programa de hoy con Ismael 'El Bola' y Alba Heredia, a quienes conoce bien. ¿Terminamos echándoles unos piropos a ellos?

—¡Claro que sí! Es un honor compartir escenario con ellos. Ismael tiene un pellizco especial, me gusta mucho. Y Alba tiene una flamencura preciosa que recuerda mucho a su tierra, Granada.