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Lapisabien

El rodríguez vuelve... Para mal

Trotaba con furia, con el sol matador dándole en la gorra, y el pulsómetro del reloj pitando unas cifras que no entraban en la nomenclatura del hombre enamorado que hace una locura

Jesús Nieto Jurado

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El rodríguez, ya lo dijimos, salió a trotar por ese descalzaperros de Madrid Río, donde, en palabras de Chiquito de la Calzada, hasta las ranas llevan cantimplora y las patinadoras, tan bellas, van como pidiendo una RCP de un príncipe azul que no hay ... ni habrá en la Arganzuela. Se le vio trotando mal, girando las llaves como un revólver. Atento al móvil y envejecido. Envejecido como si en un año que yo no le veía le hubieran caído las mismas plagas de la ciudad: fuego, Sáhara, langostas, sanchismo, Irene Montero y así. Yo a los hombres al borde del divorcio los huelo, y el rodríguez ha de esmerarse mucho para sacar a su Begoña del círculo de Dante y de la costa y de la suegra, antaño aliada. Una segunda luna de miel o, en verdad, demostrarle a la Bego que él la enamoró en otro tiempo y en otro país (España, sin tonterías, principios de los dosmiles).

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