Lapisabien
Fuentecilla de Princesa
El agua da otra dimensión, fresca, a la ciudad
Travesías de Madrid
Fuente de agua en Madrid
El agua. El sentido bíblico del agua. No hay nada mejor que, en los días santos y secos, acercarse al abrevadero. El agua es perpetuidad de lo que somos y lo que seremos. Una continuidad madrileña que hace renacer, y renacernos, cuando más pega la ... canícula. Así es la fuentecilla de Princesa, que mira al tráfico y que le da, a la calle entera, fragores de ciudad potente con las mejores aguas. Yo la veo ahí, surtidora que no frena en una esquina. Sé que hay otras fuentes con un vacile de aguas pirenaicas, pero en esta Fuente del Avellano 'madridí', el agua cae fresca con rugidos de otros tiempos.
Cerca hay un barrillo fresco que le da a la calle condición de manigua. Por eso había que homenajear hoy, ayer y mañana a quienes, aunque empieza la calor, están ahí para el refresco y la parla de rellenar la cantimplora. Fuentes hay, en Madrid, muchas. Clausuradas en la pandemia muchas, que callaban el desierto madrileño. Ahora fluyen, como deben de fluir tantas cosas en esta ciudad.
La fuente de Princesa está y no se le ve, ya casi en los estertores de la calle. Cuando Madrid ha cumplido y se despide. O cuando se entra desde las barbas cantábricas al secarral y la anchoa se pone, más si cabe, en 'rigor mortis'. En llegando a la capital.
Pedimos agua, sí. Y agua nos dan.