Los agentes, que iban de paisano, recibieron el aviso de una pelea multitudinaria en el local. Cuando llegaron allí, encontraron muchas manchas de sangre tanto en el suelo como en los coches aparcados delante y en el cierre del local anejo. También había una botella de cristal rota, que fue el arma con el que hirieron a la víctima, un cliente habitual, explican fuentes del caso.
El dueño del bar explicó a los policías que los lunes no suele abrir, pero que los implicados le habían pedido que sí lo hiciera ese día porque querían «ir a tomar allí». Habían ingerido alcohol y, en un momento dado, comenzaron a discutir. Y llegaron a las manos.
Por ello, les invitó a irse de la cafetería; hasta el punto de que tuvo que bajar la persiana del establecimiento para que no volvieran. El comerciante dijo que al menos conocía a tres de los implicado y que sería capaz de reconocer al resto de los alborotadores si los volviera a ver.
El interior del local había sido fregado con lejía, para quitar las manchas de sangre que había también dentro. Cuenta con cámaras de videovigilancia.
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