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Enrique Urquijo, entre la ternura y el desencanto

gatos que fueron tigres

Fue mucho más que el cantante de Los Secretos: convirtió a Madrid en banda sonora de corazones hechos trizas

Quevedo y el honor

Enrique Urquijo, en una actuación en 1989 efe
Alfonso J. Ussía

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Madrid tiene fama de no parar nunca, de ciudad que se bebe de un trago, con risas altas y bares llenos. Pero también es un lugar que, cuando cae la noche y se enfrían un poco las aceras, deja oír un rumor más íntimo, hecho ... de pasos solitarios y farolas parpadeantes. Y en ese runrún vive eterno Enrique Urquijo, que fue mucho más que el cantante de Los Secretos: fue el tipo que convirtió a Madrid en banda sonora de corazones hechos trizas. Decían que era tímido, casi imperceptible, como si le incomodara ser famoso. Y no les faltaba razón. Enrique se sintió más a gusto en un pequeño bar de Chamberí, con el vaso de tubo en la mano, que en un plató de televisión. Tenía esa pinta de muchacho delicado al que le acaban de romper el alma y que, aun así, pedía otra ronda, por si acaso.

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