Un empresario chino se cita para invertir en 'bitcoins' en un hotel y acaba acuchillado

Cuatro estafadores contrataron a dos sicarios serbios, que le rajaron el cuello en la habitación y le robaron

Fue una emboscada en toda regla y a punto estuvo de acabar en asesinato. El empresario chino y su acompañante, víctimas de la estafa, agresión y robo sobre la que ha versado la operación Rubí, salvaron la vida de milagro. El Grupo II ... de Policía Judicial de la comisaría de Centro ya le ha puesto los grilletes a cinco de los seis integrantes del grupo criminal que está detrás de este suceso.

Esta historia se remonta al pasado 21 de julio. El empresario asiático recibió una llamada de un colega español, de 69 años, que le ofreció un negocio con criptomonedas con unos inversores valencianos. Era el cebo.

Quedaron al día siguiente en la plaza de Neptuno. El chino fue acompañado de un compatriota y, tras ese primer encuentro en persona, les conminaron a seguir la reunión en la habitación 612 del hotel NH de la plaza.

Pero el español, que cuenta con antecedentes por tenencia de armas, falsedad documental y usurpación de funciones públicas, se excusó de acudir por un imprevisto familiar.

Los estafadores son tres veinteañeros de Valencia, con antecedentes por atracos, malos tratos y receptación

Cuando llegaron a la 612, los chinos ven que la habitación está a oscuras y que, entre las sombras, aparecen dos tipos muy corpulentos que comienzan a golpearles. La ferocidad de los sicarios, dos serbios, es tal, que al empresario le apuñalan varias veces; incluso en el cuello, y que en una de las ocasiones, la que se considera que iba a ser la mortal, se zafa poniendo las manos, pero le rajan la cara. De ahí que les acusen de intento de homicidio. Su compañero también sufrió heridas graves. Se escabulleron de la habitación y corrieron por el pasillo, golpeando las puertas y pidiendo auxilio.

Bridas y cinta de embalar

Los agresores escaparon, pero antes se llevaron una maleta con 24.500 euros en efectivo y 500 en pagarés, de sus víctimas. Los tres valencianos, el gancho y los sicarios se subieron en un Volkswagen Golf que tenían en un aparcamiento cercano y huyeron. Pero los matones se dejaron en el hotel una cinta de embalar encima del lavabo, una gorra, una mochila con bridas y otro juego más en la habitación, así como la navaja, ensangrentada.

Una chapuza que, precisamente por el mal hacer de la banda, delictivamente hablando, llevó a su detención el 13 de octubre, en Madrid, Getafe y Torrent (Valencia), de donde son los falsos inversores: tres varones de 21, 19 y 24 años. El primero tiene antecedentes por robo con violencia y malos tratos; y el último, por receptación. El empresario que hizo de intermediario está en libertad provisional por su estado de salud y aún queda por detener a un serbio.

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