El Centro de Vacunación regional de General Oráa 15, único que vacuna contra la viruela del mono

En las instalaciones trabajan varios médicos y enfermeras, en turnos de mañana y tarde, de lunes a viernes. Cualquier ciudadano –adulto o niño– puede acudir allí para que le pongan una vacuna establecida en su calendario, y muchos lo hacen porque les pilla más a mano que su centro de salud o por otras circunstancias.

La historia de este centro se inicia mediado el siglo XX. En sus instalaciones se vacunó de viruela hasta su erradicación, y también frente a la tuberculosis. Y se llevaron a cabo campañas tan importantes como la de la poliomielitis, en 1964, que llevó a desplazar a los colegios madrileños a equipos de médicos y enfermeras.

Pioneros

«Aquí se empiezan con muchas vacunas pioneras», asegura Marta Molina Olivas, subdirectora general de Prevención y Promoción de la Salud, de la Dirección General de Salud Pública. De hecho, allí se pusieron las primeras vacunas frente a la viruela del mono en el verano pasado, y ahora es el único centro donde se inocula. También fue el primero en poner la vacuna frente al Covid-19 de forma masiva. «Se disparó la asistencia, se formaban unas colas tremendas», recuerda la coordinadora del centro, Susana Morte.

Todo el que viaja a un país extranjero y precisa determinadas vacunas acude a este Centro de Vacunación. Los médicos pasan una consulta previa para valorar los riesgos sanitarios: se les pregunta dónde van, cómo, en qué condiciones, si tienen problemas de salud, si van a hacer escalas o tránsitos y en qué lugares... Igualmente, se les da información sobre prevención de la malaria y otros consejos sobre profilaxis.

Otra manera de acceder es directamente para una vacunación, a través siempre de cita previa. Tienen todas las vacunas en 'stock': las hay para 23 enfermedades diferentes, y con distintas tecnologías. «Están las del calendario, las de campañas como la gripe, y las internacionales», explica Marta Molina Olivas. El año pasado, con los datos aún no cerrados, se pusieron más de 22.000.

Aunque puede acudir –y de hecho, lo hacen– cualquier ciudadano, independientemente de su edad, el Centro de Vacunación se especializa en casos excepcionales. Allí acuden las personas que no cuentan con tarjeta sanitaria: desde estudiantes de otras regiones que no han regularizado su documentación, a diplomáticos en tránsito, personas en centros de acogidas de menores... Los refugiados de la guerra de Ucrania llegaron «la mayoría sin papeles», y por supuesto, sin sus cartillas de vacunación: hubo que poner al día la inmunización de muchos de ellos.

E igualmente pasaron por sus salas muchos extranjeros que habían comenzado su vacunación frente al Covid en su país y la completaron aquí, «por ser una pandemia mundial». Vacunan a personas en especial riesgo, como pacientes oncológicos, personas a las que se les ha extirpado el bazo, o sometidos a tratamientos biológicos.

Allí van los cooperantes, las Fuerzas Armadas cuando tienen que salir a misiones exteriores, y colectivos profesionales que requieren de una especial protección. Por ejemplo, las personas que trabajan en la calle, como jardineros, barrenderos o bomberos y policías, son inmunizados frente a la hepatitis A. A los veterinarios que van a otros países a trabajar, se les pone la de la rabia. Y ahora se recomienda a los trabajadores de granjas avícolas que se pongan la de la gripe, para frenar o, al menos, no complicar un contacto con la gripe aviar.

El Centro de Vacunación regional de General Oráa es el único que cuenta con la vacuna del Covid de proteína, especial para casos de alergias a las de ARN. Y también entrega el certificado Covid, además de atender los casos con alguna complicación o cuando se produce algún incidencia.

Cuenta con un registro centralizado de todas las vacunas que se ponen en alguno de los 600 centros de la región. Y si algo destacan sus responsables, es «la disposición del equipo a responder a momentos de presión y carga de trabajo». Los 'picos', que se dan cuando llegan las vacaciones de Semana Santa, verano o Navidad. En estos casos, insisten en recordar a la población que «estamos abiertos todo el año», y que no hace falta esperar a la última semana: recomiendan pedir cita con un mes de antelación. También con los viajes de estudiantes a Estados Unidos hubo una subida de la carga de trabajo. Las vacunas siempre son gratuitas y voluntarias.