Antonio Zapatero deja a Ayuso y se estrena hoy como voz sanitaria del PP de Alberto Núñez-Feijóo

Su marcha se produce «a petición propia», como se apresuró a aclarar el vicepresidente regional y portavoz del Gobierno Enrique Ossorio. De hecho, tuvo el privilegio de anunciarla él mismo, mediante un mensaje en su cuenta de Twitter donde explicaba: «Termino hoy una etapa dura y difícil» y reconocía el «honor de haber trabajado en el gran equipo que teníamos en la Consejería de Sanidad, dirigido por Enrique Ruiz Escudero». A partir de ahora, añadía, «empiezo con mucha fuerza y muchas ganas otro proyecto a nivel nacional que va a ser muy ilusionante, dirigido por Carmen Navarro y Alberto Núñez-Feijóo».

El consejero madrileño le agradecía por la misma vía su dedicación durante estos años difíciles: «Gracias por tu incansable trabajo, tu lealtad y tu amistad», y añadía: «Madrid te debe mucho, este consejero te debe mucho».

La misión de Antonio Zapatero, a partir de ahora, será –en definición del propio Ruiz Escudero–, «liderar la gestión sanitaria del próximo presidente de España». El actual líder del PP, Núñez-Feijóo, le nombraba hace apenas unos días responsable de la secretaría de Asistencia Sanitaria y Salud Pública del partido. Hoy participará ya en un primer encuentro en su nueva responsabilidad.

Su puesto lo cubrirá en el Gobierno regional otra persona del equipo sanitario, Fernando Prados, que tras dirigir durante un tiempo el Hospital Enfermera Isabel Zendal, era hasta ahora director de Hospitales e Infraestructuras Sanitarias, y que a su vez será relevado por Juan José Fernández Ramos.

Antonio Zapatero salió del anonimato de su puesto de director médico del Hospital de Fuenlabrada cuando fue llamado por Ruiz Escudero para ayudar a dar forma al hospital provisional en los pabellones de Ifema. Una solución desesperada que llegaba en un momento, el 20 de marzo de 2020, en el que los contagiados por Covid colapsaban las urgencias de todos los hospitales madrileños.

«Llegué allí un sábado de marzo por la mañana, recuerdo que hacía un frío en Madrid... Entré al pabellón 5, que fue el primero que se puso en marcha... estaba un grupo de gente poniendo camas, había como 12 camas puestas, y pensaba yo: «¿Y aquí se quiere montar un hospital de mil y pico pacientes?». Bueno, pues esa misma noche llegaron ya 28», explicaba Zapatero en entrevista a ABC sobre sus primeras sensaciones en aquel hospital improvisado, en el que se llegaron a tratar a cerca de 4.000 personas. Y donde se dio lo que él llamaba «el espíritu de Ifema: había problemas pero, sobre todo, había soluciones».

Zapatero, lector voraz de cuanta publicación científica cae a su alcance, fue uno de los inductores de algunas de las principales innovaciones que se aplicaron en Madrid en la lucha contra el Covid: desde la realización de pruebas de antígenos, más rápidas y baratas que las PCR, para detectar los contagios, a vender estos de forma libre en las farmacias, o realizar los confinamientos perimetrales por zonas básicas de salud, una medida muy criticada por la oposición al principio pero que se impuso en Madrid durante buena parte de la pandemia.

Tras superarse lo más duro de la crisis sanitaria, se le encargó ocuparse de la Asistencia Sanitaria y la Salud Pública en esta legislatura, lo cual suponía un auténtico reto dadas las dificultades por las que atraviesa la sanidad, sobre todo en niveles asistenciales como la Atención Primaria, y por problemas comunes a toda España, como la falta de médicos y enfermeras. Tareas para las que tendrá que seguir buscando soluciones ahora, pero no desde la gestión –al menos de momento–, sino desde la política.