La degradación invade desde hace años el parque junto a la mezquita de la M-30 donde fue asesinado un argelino

El parque fue hace un par de años convertido en un campamento de refugiados sirios improvisado, cosa que ya ha cambiado. Pero ha vuelto a ser un lugar de refugio de personas sin hogar, no demasiado concurrido, pero que causan a menudo las quejas de los vecinos por sus broncas e incivismo.

El Grupo V de Homicidios investiga este contexto para explicar el crimen. La víctima fue atacada, indicaron fuentes policiales, con una barra de hierro y con botellas de vidrio . Cuando los agentes de Seguridad Ciudadana llegaron al lugar, encontraron allí esos objetos. El Grupo de Delitos Violentos (DEVI) de la Brigada Provincial de Policía Científica se hizo cargo de esas y otras pistas. El finado sufrió un traumatismo craneoencefálico por los golpes, de modo que los sanitarios del Samur-Protección Civil apenas pudieron certificar el óbito, puesto que el argelino murió prácticamente al instante de la agresión.

En las inmediaciones, gracias a las descripciones físicas aportadas de los sospechosos, fueron detenidos poco después y conducidos a dependencias policiales. Ahora investigan las causas del homicidio, aunque las primeras pesquisas apuntan a un enfrentamiento por unas pertenencias, habida cuenta de la degradación de la zona.

En septiembre de 2011, el mismo lugar fue escenario de otro truculento suceso. Un nigeriano, Niwigw Uzochukwu Chimaobi, de 35 años, atacó con un machete a tres policías nacionales y abrió fuego tras desarmar a dos de ellos . Uno de ellos, herido, se refugió en el tanatorio de la M-30 y otro se salvó porque llevaba puesto el chaleco antibalas, que se había costeado de su propio bolsillo, según se criticó entonces.