Ruina y vandalismo en la plaza de toros de Getafe

El PP llevará hoy al pleno del Ayuntamiento la alarmante situación del coso, cerrado en 2016 por daños estructurales y abandonado ahora por el Gobierno de PSOE y Podemos

Entrada al coso taurino, abandonado y repleto de pintadas JAIME GARCÍA

Por fuera, la apariencia intacta de una plaza de toros; por dentro, una ruina abandonada, vandalizada y, ahora, en el centro de la diana política. El ocaso del único coso taurino de Getafe, cerrado en 2016 por daños estructurales, llega hoy al pleno de la ... localidad tras un lustro de promesas incumplidas. Consultas ciudadanas, proyectos de rehabilitación, acuerdos en los presupuestos para su conversión... lo cierto es que nada ha cambiado el tétrico aspecto de un espacio municipal condenado al ostracismo por el Gobierno de PSOE y Podemos. «La plaza está cerrada y no hay ninguna novedad», trasladaba ayer el Ayuntamiento a ABC, al respecto del último ‘canto de sirena’ surgido: un concurso de ideas abierto a la ciudadanía para encontrar nuevos usos al recinto. Un proyecto tratado «en una reunión interna» y aún lejos de ponerse en marcha.

Mientras la decrepitud de la plaza avanza, el PP presentará este viernes un ruego al equipo de Gobierno para «evitar el deterioro de este espacio público que es de todos» y que tiene la obligación «como gestor de los recursos de los vecinos de preservar y de cuidar en las debidas condiciones de seguridad, higiene, uso y habitabilidad». Una quimera, a tenor de lo observado por este diario: grafitis en las gradas, cables arrancados, vallas tiradas por el suelo y los baños destrozados. Y ello, pese al notable aspecto de su cara externa, donde la hilera de portones rojo escarlata todavía conservan el aroma de tardes añejas. «Parece bonita y todo», apuntaba una de las pocas personas que ayer transitaba la zona. Desde la calle, razón no le falta.

Uno de los cuartos de baño, al fondo, totalmente destrozado JAIME GARCÍA

Pero la plaza, taurina o no, hace años que dejó de latir. Construida en 2004 a cambio de tres millones de euros, la instalación albergó corridas hasta 2013 y conciertos hasta junio de 2015, cuando la actual regidora, Sara Hernández (PSOE), anunció su clausura ante la avalancha de quejas vecinales por el ruido ocasionado. Meses después, un desnivel entre gradas, en la parte superior de uno de los pórticos más próximos a la zona de corrales, desató su precipitado adiós. Su abandono, sin embargo, tardaría algo más en llegar.

A finales de mayo de 2016, la propia Hernández dejaba abierta la posibilidad de que la plaza de toros fuera derrumbada si así lo estimaban oportuno los técnicos de Urbanismo. «En este último caso, habría que realizar un proceso participativo de qué queremos que se construya en su lugar y de qué manera», afirmaba la alcaldesa, cuestionada entonces por la solución más conveniente. «Tenemos que analizar y valorar qué es más conveniente para las arcas municipales: derribar el edificio o reparar. En cualquier caso, será con participación ciudadana», declaraba a la salida de otro acto, consciente de la importancia del malogrado proyecto.

Los pasillos de la plaza presentan elementos desprendidos

Pero los años pasaron y nada se supo de las palabras vertidas. En 2019, el grupo municipal de Podemos, entonces en la oposición, presentaba al Gobierno socialista una denuncia vecinal debido al escaso blindaje de los accesos. «Los vecinos y vecinas aseguran que la mayoría de las personas que entran en este recinto son menores y que alguno ya ha sufrido pequeños accidentes como cortes o caídas», expresaba su portavoz, Alba Leo, con un plan bajo el brazo para insonorizar el espacio y emplearlo como centro de eventos deportivos y culturales.

La respuesta del Ayuntamiento no se hizo esperar. Cambiaron las cadenas «antipánico» (como así las definieron) por el tapiado de las puertas y subrayaron la intención de «actuar integralmente en la plaza de toros y dotarla de un nuevo uso social de la mano de los vecinos». Mensajes, todos, caídos en saco roto, que han propiciado la actual controversia, ya con la formación morada como socio de Gobierno del PSOE.

Estado del ruedo tras cinco años de abandono

Después de dos años de evidente inacción, el PP de Getafe denunciaba el pasado lunes la alarmante situación. «Ni un solo euro de inversión y ni un solo euro de mantenimiento», advertía su portavoz, Carlos Pereira, poco después de acceder a la plaza. «Esta instalación presenta una imagen deplorable, abandonada y vandalizada, ya que es una escombrera en la que incluso crecen palmeras en el coso taurino», describía. La inesperada visita fue sencilla. Uno de los portones estaba abierto, lo que denota que nada ha cambiado desde el citado ruego presentado por Podemos.

Con el ruedo de vuelta al primer plano mediático, el propio Consistorio se apresuraba esta misma semana a clausurar las entradas. Además de los actos vandálicos y los botellones que allí se han registrado, la vetusta plaza ha sido también empleada como zona de ‘cruising’ (encuentros sexuales entre desconocidos, generalmente hombres). En un portal de internet donde los usuarios comparten emplazamientos para este tipo de prácticas, se define a la plaza como un lugar «bastante bueno», con una intimidad «alta», capacidad para grupos de hasta cinco personas y facilidad para llegar a pie, en bicicleta, coche o transporte público.

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