Madrid compra un desconocido retrato de los hijos de los duques de Osuna para el futuro museo del Capricho
Cultura adquiere la obra de 1799 por 50.000 euros. Perteneció a sus descendientes hasta que se subastó en 1896
Es un tipo de pintura poco habitual en España, que fue realizada por el retratista del rey Jorge III de Inglaterra y su esposa
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Iniciar sesiónEn España a finales del siglo XVIII los retratos familiares no eran tan frecuentes como en Francia o Inglaterra , salvo para la monarquía, y menos aún los infantiles en escenarios naturales. Los abundantes cuadros que los IX duques de Osuna ... encargaron para que quedasen inmortalizados sus hijos son la prueba del influjo que tuvieron en ellos las corrientes europeas, pero también de la alcurnia y el orgullo familiar con el que perseguían, además, preparar matrimonios ventajosos para los jóvenes vástagos. Para documentar todo ello en el futuro museo que albergará el palacio del Capricho , el Ayuntamiento de Madrid ha adquirido una obra bastante desconocida de este clan, que muestra esta faceta poco habitual en aquel contexto.
Este óleo de William Beechey (Burford 1753-Londres 1839), atendiendo a la edad de los retratados, se ha fechado hacia 1799, que es el año en que los duques de Osuna se instalaron en París con sus hijos a la espera de una embajada en Viena que nunca llegó. Teniendo en cuenta el «gran formato del cuadro» –mide 195x143 centímetros–, su «procedencia» –pertenece a una colección particular de una familia francesa–, la «acreditada identidad de los retratados», «su buen estado de conservación», así como «su calidad y atractivo y tomando como referencia retratos análogos subastados recientemente», la obra ha sido tasada en 50.000 euros; precio por el que ha sido comprada, tal y como consta en el acta de la Junta de Valoración de Adquisiciones de Bienes de Patrimonio Cultural a la que ha tenido acceso ABC.
Sobre el autor indica la documentación que fue «un notable retratista inglés en el siglo de mayor esplendor de este género en Gran Bretaña». El que fuera pintor del rey Jorge III de Inglaterra y su esposa, la reina Carlota, destaca por su «amplia producción». El cuadro perteneció a los descendientes de la familia hasta que fue subastado en 1896, fecha en la que se hizo con él el duque de Tovar.A su vez, uno de sus sucesores lo vendió a sus actuales dueños.
Según los expertos, esta pieza «reúne muchas características para alcanzar en subasta precios muy superiores y por tanto inalcanzables para los presupuestos municipales, sin contar con las comisiones e impuestos añadidos por las casas de subastas», por lo que se ha considerado que era una buena oferta. De hecho, señalan que fue ofrecido al Museo del Prado con anterioridad, en un precio muy superior al que se oferta ahora. Esta pieza contribuirá a explicar el Madrid del siglo XVIII en el futuro museo que estará listo a principios de 2023.
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