Intimidades de un Fitur pandémico. Y por mayo

Antes, test del Covid, dos filtros de seguridad y un sol pleno cuando Almeida, saludador, espera a su 'partner' Ayuso en la puerta de autoridades. La 'gate' 1. El alcalde da a este cronista un fuerte saludo pandémico de nudillos después de fotografiarse con un cocinero de Granadilla y muestra la alegría procedente de ese sol de Levante y de «las colas (con la distancia de seguridad)». Almeida abunda, « mira qué maravilla, qué día tan cojonudo . Llévabamos mucho esperando esto». Ayuso lo abraza, le pregunta si llevaba «mucho tiempo de pie» y ambos, cediendo el paso el munícipe a Lady Madrid (Fanjul dixit), entran en el recinto ferial. 

Antes, poco antes, van guardando colas antiguos empresarios del gremio de las patatas hidrógenadas reconvertidos en empresarios de televisiones turísticas. Dos hileras de coches con matrícula diplomática se confuden con los que arriban a Fitur en VTC con esa sensación de creerse viceministros de algún país que fuera soviético. Quince vehículos , una comitiva magra comparada con la que se trae Pedro Sánchez, indica que llegan los Reyes , que van de verano. Felipe VI, con su altura, y la reina Letizia de blanco y con un vestido alado y blanco que no desentona con la chaquetilla pistacho de Ayuso cuando el besamanos regio. Y es que el besamanos regio y pandémico en Fitur tiene su protocolo: los vicepresidentes autonómicos aguardan en la puerta del pabellón 5 mientras que sus superiores jerárquicos montan guardia «en el auditorio». Las taifas y sus reyes se confuden . Tanto que alguien grita «presidente» y miran a la vez López Miras (Murcia), Juanma Moreno (Andalucía) y Revilla (Cantabria), con el bigote y el rictus de ir/venir en taxi apócrifo.

Fitur hay que cogerlo cuando abre, con las azafatas nerviosas que andan en lo de Extremadura y no tienen acento extremeño. Es el momento de poner cara circunspecta y cara de viajero previo a la consolidación del TripAdvisor. Muchas caras son las mismas, las de la provincia materna. Otras parecidas, y hasta un alcalde, el más longevo de España, lanza un mensaje entusiasta a los suyos. En los baños hay protocolo Covid, pero eso no evita que Tecla y Minerva, reinona y reina del Carnaval de Gran Canaria se vistan con sus plumas, sus uñas y su taconazos entre los exusados de damas y los de caballeros. «Qué hambre, tía», dice la reinona a la reina con algo de espectáculo de Manolita Chen que no hay que interrumpir.

Fitur es la feria de los consejos como los que este periodista, que quiere irse a Ceuta a reportajear, le da a la responsable del stand de la Ciudad Autónoma. A la vera de las columnas de Hércules, confiesa, guardando las distancias, que «todo esto nos ha pillado montando la feria, y aún no sabemos cómo responderá el turismo . No hay un plan al respecto». Pero se sabe que el foco mediático, «negativo», se puede volver positivo si hay ingenio. El Parque Mediterráneo de César Manrique, las Murallas Reales y la caballa son reclamos más que suficientes. 

En la 'caseta' gallega acariciamos una réplica del Botafumeiro y, con retranca, nos advierten que «no toquemos mucho que se le va el baño». El baño suponemos que es de plata aunque después, en un galleguismo improvisado, claman con coña que es de «plata pura, que en Santiago todo lo hacemos a lo grande». Eso. 

En Fitur hay también política , la que lleva parte de la delegación catalana con algún lazo amarillo convertido en flor y una parla que pasa de la entente ERC y Junts a que «Cataluña no es sólo Barcelona. También los Pirineos». Lo dicen en 'polaco', pero quien ha leído a Espriu puede traducir mientras pega la oreja a tan rotunda lección de Geografía.

Se guardan las distancias, pero también hay abrazos, que para eso se le ha hecho un frotis nasal previo al personal , o un test de antígenos, que duele más. Es verdad que Fitur anda ahora a las puertas del verano, pero la industria que rechaza el ministro Garzón ha dado muestras de hacer de la necesidad virtud. De un día a otro. En el turismo va el país entero .