El fenómeno de los locales convertidos en casas sigue al alza en Madrid en plena pandemia
Entre 2020 y los tres primeros meses de 2021, el Ayuntamiento ha tramitado 744 cambios de uso, siendo Ciudad Lineal y Carabanchel los distritos más afectados
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Iniciar sesiónEn el barrio madrileño de... (ponga aquí el nombre que prefiera) había antes una pastelería, una agencia de viajes y una tienda de frutos secos no regentada por chinos. Hoy, ninguno de los letreros comerciales que antaño alumbraban los negocios lucen ya en sus renovadas ... fachadas. En su lugar, tres puertas enrejadas, con sus correspondientes buzones, informan a los asiduos de la llegada de nuevos vecinos. Son los denominados locales-vivienda, espacios a pie de calle acondicionados para uso residencial, cuyo incremento no se detiene pese al complicado contexto que ha dejado la pandemia. Si en 2019, último ejercicio completo sin restricciones sanitarias, estos enclaves se habían multiplicado hasta superar el medio millar en apenas cuatro años, en 2020 y los tres primeros meses de 2021 las cifras registradas son aún superiores.
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Según los datos facilitados por el Área de Desarrollo Urbano, que dirige el concejal Mariano Fuentes (Cs), de los 8 cambios de uso registrados en 2015 por el Ayuntamiento de Madrid se han pasado a 1942 hasta el 31 de marzo del presente año. La tabla, no obstante, muestra un crecimiento desigual en el tiempo y el espacio . Así, los distritos más señalados por este fenómeno son Ciudad Lineal (con 245 locales acondicionados), Carabanchel (236), Fuencarral-El Pardo (182), Chamartín (147), Latina (128) y Arganzuela (118); mientras que los menos afectados son Moncloa-Aravaca (54), Villa de Vallecas (41), Usera (34), Moratalaz (31), Barajas (13) y Vicálvaro (8).
El espectacular crecimiento atiende a varias razones, económicas en su mayoría, pero también sociológicas. Los expertos consultados coinciden en la pérdida de poder adquisitivo de las generaciones más jóvenes para entender la asimilación de este tipo de soluciones habitacionales, más baratas y con menos costes derivados . Pero eso no es todo. La alerta sanitaria ha agudizado la crisis del pequeño comercio, con cierres de negocios que no han sido capaces de superar la caída de ingresos en los últimos meses, convirtiendo estos inmuebles de barrio en oportunidades inmobiliarias. A ello se suma, además, la versatilidad de la población itinerante (trabajadores que están de paso, principalmente) para asentarse en estas viviendas durante cortos periodos de tiempo.
Desde el punto de vista urbanístico, no todos los extintos comercios pueden ser reconvertidos. Para acometer el proceso, es necesario que cumplan una serie de normas higiénicas y de seguridad, entre otras, que ocupen una fachada superior a tres metros en la que al menos exista una ventana que dé a la calle o a un patio interior (en caso de que este rebase los 200 metros cuadrados).
El Plan General de Ordenación Urbana obliga a que la cocina albergue una conducción de extracción de humos, estilo chimenea; y que el pasillo o distribuidor por el que se accede al resto de las dependencias tenga una anchura mínima de 85 centímetros, con estrechamientos puntuales de no más de 15 centímetros. La altura mínima, de 250 centímetros en, al menos, el 75% de la superficie útil; y la iluminación y ventilación natural, con halos de luz no inferiores al 12% ni al 8% a efectos de corrientes de aire en cada una de las estancias.
Otra de las condiciones es que las nuevas viviendas no estén ubicadas en sótanos o niveles por debajo de la planta baja, a excepción de las unifamiliares, que deberán integrar la construcción de patios ingleses con una anchura mínima de 250 centímetros. Más allá de estos escollos, la estrategia municipal mantiene su apuesta por el equilibrio territorial, de tal forma que los barrios no se transformen en enclaves comerciales sin vecinos, o viceversa.
Pese al «boom» de los alquileres de apartamentos turísticos, estos cambios de uso no suelen guardar relación con tal cometido, menos aún en tiempos de Covid, donde la caída de turistas ha frenado en seco esta controvertida actividad. Tal es el desplome que la patronal del sector español, Fevitur, cifró en 9.000 millones las pérdidas acumuladas por el sector en 2020, lo que ha motivado un insólito trasvase de estos pisos, destinados ahora al alojamiento residencial.
Sea como fuere, lo cierto es que la aparición de pequeñas casas en antiguos establecimientos destinados, al menos de forma indirecta, a fortalecer el tejido social de los barrios, ha modificado de manera exponencial su fisonomía. Ahora bien, los residentes más cercanos a estos puntos avisan: pese al triste cierre del comercio de toda la vida, mejor casas en locales, que locales vacíos y abandonados.
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