El descanso madrileño de la diosa Isis
Es uno de los pocos testimonios arquitectónicos egipcios que pueden verse completos fuera de Egipto y el único de sus características en España. El Templo de Debod, salvado de las aguas de la presa de Asuán, abrió sus puertas en 1972
MADRID. Pocos museos han vivido más historia y recorrido más kilómetros que el emblemático Templo de Debod. Aunque situado ahora en pleno paseo del Pintor Rosales, para conocer sus orígenes debemos viajar al sur de Egipto, en la Baja Nubia, muy cerca de la Primera ... Catarata del Nilo y del gran centro religioso de la diosa Isis, en la isla de Filé.
Su construcción arranca, a comienzos del siglo II a.C., de la mano de Adijalamani, rey del fronterizo y poderoso país de Meroe, quien levantó una capilla dedicada a los dioses Amón e Isis. Con posterioridad, distintos reyes de la dinastía Ptolemaica añadieron nuevas estancias alrededor del núcleo original y poco a poco va mostrando su aspecto actual. Aún así, sufriría más cambios con los emperadores romanos Augusto, Tiberio y tal vez Adriano, que completaron su construcción y decoración.
Sin embargo, en el siglo VI, el templo quedó abandonado tras el cierre de los santuarios de Isis en Filé.
Ya en la era actual, en 1960, la construcción de la Gran Presa de Asuán y la consiguiente amenaza de desaparición de los monumentos y lugares arqueológicos de la Baja Nubia, llevó a la Unesco a hacer un llamamiento internacional para salvar este rico patrimonio histórico.
Inaugurado en 1972
En 1968, Egipto regala el templo de Debod a España en agradecimiento por la ayuda prestada en el salvamento de otro centro de las mismas características: el templo de Abu Simbel.
Reconstruido y abierto al público en Rosales en 1972, este templo constituye uno de los pocos testimonios arquitectónicos egipcios que pueden verse completos fuera de Egipto y el único de sus características existente en España.
El que fuera uno de los lugares de peregrinación más importantes de Egipto ahora es un referente para los estudios históricos que ha sabido unir misterio y técnicas museísticas modernas. Así, a través de maquetas, vídeos y proyecciones audiovisuales sobre las paredes del templo, el visitante puede acceder al verdadero significado de este espectacular templo.
En su emplazamiento original también estaba rodeado por un muro que delimitaba el recinto sagrado. Dentro de él había diferentes estancias hoy desaparecidas y que estaban destinadas a cubrir las necesidades de alojamiento y almacenamiento de enseres de los sacerdotes que allí vivían. Además, el templo contaba también con un lago sagrado, situado junto al extremo norte del recinto, en el que se llevaban a cabo ceremonias de recreación del origen del mundo a partir de las aguas del caos.
Capillas laterales
En la planta inferior partimos del vestíbulo hacia la capilla de Adijalami, decorada con escenas rituales de culto divino. Pasamos a la capilla del naos, un pequeño vestíbulo que en su día pudo ser «la Sala del Altar o de las Ofrendas». Seguimos por dos capillas laterales, las criptas, la capilla Uabet -se utilizaba en los templos ptolemaicos durante las celebraciones del año nuevo-, la Mammisi -o sala de nacimiento- y un corredor que podría haber sido utilizado como almacén de ofrendas para celebraciones litúrgicas.
Por último, en la planta superior se sitúa la capilla Osírica, con una maqueta que representa cómo pudo ser el edificio del templo, y la terraza, originariamente a cielo abierto y hoy techada para acoger algunos sillares y una gran maqueta de la Baja Nubia.
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