Acceso de menores a locales: la legalidad choca con la realidad
En ocasiones las competencias de los vigilantes de las discotecas no permiten controlar ni quién accede, ni si se accede con petardos, bengalas, o incluso armas
a.f.vergara
Choque de intereses, jóvenes con ganas de fiesta, quizás menores de edad, pero intentando igualmente acceder a las discotecas , y locales de ocio obligadas a controlar los documentos de identidad para que quien no supere los 18 años no pueda tener acceso a ... la discoteca, al alcohol y a todo lo que rodea a una macrofiesta.
Quien más y quien menos ha intentado « colarse» en alguna ocasión . Eran aquellos tiempos en los que «casi» teníamos los 18 años, y nos costaba convencer a los «puertas» de que nos habíamos olvidado el DNI en casa.
En la actualidad, la ley de Espectáculos Públicos depende de cada autonomía, aunque también existe una normativa superior, dependiente del ministerio de Interior. Unas regiones son más permisivas que otras, pero básicamente, determinadas funciones de seguridad tan solo las puede realizar una persona acreditada por el Ministerio, como son los cacheos y los registros.
En otras comunidades, como la de Madrid, existe la figura del controlador de acceso, que obtiene su licencia tras aprobar el examen correspondiente , pero que tiene unas competencias limitadas en cuanto a la seguridad de los locales. Puede ejercer control sobre el aforo y la edad de las personas que acceden a los locales, pero no sin algunos problemas.
Uno de los locales de gran aforo, en los que se celebran de forma habitual eventos destinados a miles de personas es la «Cubierta de Leganés». Su coordinador en materia de seguridad, Luís María Vicente, nos ha explicado algunos de los problemas a los que deben de hacer frente con mucha frecuencia.
«Imagínate que una chica nos presenta el DNI de una amiga mayor de edad, y las dos son muy parecidas. Ya tengo un problema, porque en caso de duda no debería dejarla pasar. Pero a esas edades las chicas se parecen mucho, se visten de manera muy semejante, y cuesta diferenciar si el carné es suyo o no». En este caso, legalmente se debería dar parte a la autoridad, porque la persona que intenta acceder con el carné de otras está cometiendo «un delito de usurpación de personalidad».
Esta es una de las primeras justificaciones, peo hay muchas más. Luís también nos cuenta que en algunas ocasiones son los padres de los menores los que se enfrentan a las personas que están en los accesos de las discotecas para que les dejen pasar. «A veces discuto con los padres , que me dicen que como la menor va con él tengo que dejarla pasar», nos cuenta. Aunque legalmente, por mucho que el padre acompañe al menor a la puerta del local, su acceso sigue estando restringido. Tal y como nos explica Luís «es como si me dice que le deja el coche a su hijo, porque el coche es suyo. Sin embargo sigue siendo ilegal que su hijo menor conduzca el coche».
Introducir petardos y bengalas está prohibido
Las normas impiden hechos como los que pudimos comprobar recientemente a través de los vídeos grabados en el interior del recinto del Madrid Arena: el lanzamiento de petardos y bengalas. Legalmente está totalmente prohibido introducir este tipo de artefactos en un local. Pero de nuevo las normas chocan de frente con la realidad, y con las propias capacidades de los organizadores de este tipo de eventos para impedirlo. Los controladores de los accesos «no están capacitados para cachear a la gente», nos dice el coordinador de seguridad de «La Cubierta», por lo que, para impedir que pasasen no solo con bengalas, sino también con objetos como vasos, e incluso armas «debería haber una persona acreditada por el ministerio de Interior en la puerta, que cachease una a una a todas las personas de la cola antes de entrar en el local». Una circunstancia que en muchos casos sería «inviable».
Evitar aglomeraciones
La mayoría de los 38 vigilantes de seguridad que vigilaron la fiesta que se celebró en el Madrid Arena, 32, se dedicaron a evitar aglomeraciones o altercados en el exterior del recinto , mientras que cinco estaban en las salidas de emergencia y uno supervisaba el operativo desde un centro de comunicaciones.
Así fue la distribución de los vigilantes de la empresa Seguriber el pasado miércoles con motivo de la fiesta 'Thriller Music Park', organizada por la empresa Diviertt y en la que la empresa de seguridad solo efectuó labores de seguridad exterior, y no de control de accesos ni seguridad en el interior.
Seguriber está contratada por Madrid Espacios y Congresos para gestionar la seguridad de los recintos de esta empresa municipal con un dispositivo permanente , que conlleva la vigilancia de estos edificios a lo largo de todo el año.
Para cada evento se diseña un plan de vigilancia específico, que en el caso de la fiesta del pasado miércoles incluía únicamente la seguridad exterior del recinto.
Esta empresa de servicios -no se seguridad- fue contratada por Diviertt, la empresa organizadora de la fiesta, y destinó a 75 personas a estas labores, según confirmaron fuentes municipales.
El Decreto aprobado en 2008 por la Comunidad de Madrid para regular la actividad de control de acceso en espectáculos y actividades recreativas establece que «los titulares de los establecimientos y locales o de las respectivas licencias, y los organizadores de los espectáculos públicos y actividades recreativas serán responsables solidarios del desarrollo de la actividad de control de acceso a aquellos».
Ganar dinero, pero sin ahorrar en seguridad
En la práctica, quien organiza un evento de estas características lo hace para «ganar dinero» y los empresarios son quienes deben de valorar hasta qué punto se debe o no ahorrar costes en temas de seguridad. Sin entrar en suposiciones, tras el suceso del Madrid Arena, Luís María Vicente reconoce que «a lo mejor lo que te hayas podido ahorrar en seguridad, si pasa algo se te va a multiplicar por 100 , por mucho que existan seguros de cobertura».
Desde la «Cubierta de Leganés» su coordinador de seguridad reconoce que en esta materia «lo importante no es tanto evitar que pase algo como que, si pasa algo, dispongamos de los medios y el personal cualificado para que al final tengamos éxito. Y tener éxito significa que no haya ni muertos ni heridos».
Como ejemplo de esta forma de actuar nos cita el desalojo del Bernabeu por amenaza de bomba, y recuerda que «había dentro unas 200.000 personas que hubo que desalojar en un tiempo de 10 o 15 minutos. El éxito en este caso no fue evitar el aviso de momba, sino responde adecuadamente».
En el caso de la «Cubierta», la seguridad siempre la llevan los mismos responsables, por mucho que las instalaciones se alquilen para la celebración de eventos. Nos dice Luís que «somos técnicos superiores en prevención de riesgos y no solo vigilantes. Coordinamos a todas las personas, con un plan de emergencias bien calculado, que solo hay que modificar puntualmente y adaptarlo para cada evento en concreto»
Mejorar en prevención
Alexis Mari Malonda, presidente de la Asociación Europea de directivos de seguridad integral, también insiste en la necesidad de mejorar las medidas de prevencion, ya que « Si quien está al frente del dispositivo de seguridad sabe lo que tiene que hacer , sabe que tiene que tener al personal formado y si sucede algo, aminorar de forma drástica los daños».
Para Malonda, el personal de seguridad presente en este tipo de eventos debe estar debidamente formado, y «las normas deben ser aplicadas de forma rígida. La administración, principalmente la autonómica tiene que desarrollar la norma básica de autoprotección , tiene que aplicar la ley».
Desde la Comunidad de Madrid, también se muestran dispuestos a actuar en el ámbito legal. Su presidente, Ignacio González, ha pedido que se «redoble el control de los requisitos que marca la ley para espectáculos públicos con el fin de evitar tragedias como la del Madrid Arena» y ha asegurado que «si hay algo que conviene mejorar o incluir en la legislación se hará».
Y uno de los responsables de la seguridad en este tipo de eventos, Luís María Vicente, finaliza su conversación con nosotros destacando su interés por que se vea «el trabajo que hacemos, que es muy complicado». Y con una recomendación tanto para jóvenes como para mayores, porque «no puede ser que bajo la excusa de divertirse se sobrepasen determinados límites».
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