Crimen machista en Pozuelo: Miguel truncó la huida de su mujer con un jarrón

Por causas que están siendo investigadas, Miguel atacó a Luisa Amelia y trató de agredirla. Ella se zafó en un primer momento y salió a la calle para evitar males mayores. No lo consiguió. El hombre, de 79 años, alcanzó a su esposa, de 76, y la golpeó con un jarrón, ocasionándole la muerte casi en el acto. Poco después, la hija del matrimonio acudió a la casa y se topó con la funesta escena. Su llanto lo escuchó una vecina, que alertó a los servicios de emergencia. Pero de nada sirvió: los facultativos del Summa 112 solo pudieron confirmar su fallecimiento.

Hasta el lugar, también se desplazó el Grupo V de Homicidios de la Policía Nacional, al frente de las pesquisas. Los agentes detuvieron a Miguel como presunto responsable del homicidio. Estaba tranquilo y no opuso resistencia. Su ropa aún tenía manchas recientes de la sangre de su mujer. Fue trasladado a la comisaría de Pozuelo, donde permanece a la espera de pasar a disposición judicial, lo que con toda probabilidad ocurrirá hoy.

Según ha podido saber ABC, Miguel estaba medicándose a causa de una enfermedad, que podría ser Alzheimer, en el Hospital Puerta de Hierro. Otro de los hijos de la pareja (tienen tres en total) se presentó en el adosado con una fuerte crisis de ansiedad. Los dos vástagos tuvieron que ser atendidos por el equipo de psicólogos del Summa 112.

El Ayuntamiento de Pozuelo de Alarcón declarará hoy jornada de luto oficial en la localidad. Así lo indicó ayer la alcaldesa, Susana Pérez Quislant, en redes sociales. «Consternada por el nuevo asesinato por violencia de género en Pozuelo. Todo mi cariño a los hijos. Descansa en Paz, Luisa», expresó. A las 12 horas tendrá lugar un minuto de silencio a las puertas del Consistorio en señal de repulsa.

A principios de junio, el municipio de Pozuelo vivió una tragedia similar después de que Jorge Juliá Díez de Rivera, el marqués de Cirella, descerrajara un tiro con una de sus tres escopetas de caza a su esposa, Katherine Mary Brereton Travers, en el número 5 de la calle del Corzo, dentro de la lujosa urbanización Somosaguas. Acto seguido, se suicidó. El crimen se desató tras una larga discusión en la imponente finca, de más de 5.000 metros cuadrados de superficie. La pareja se había conocido en el trabajo: ella, británica de 59 años, era azafata; y él, español de 66, comandante de la aerolínea Plus Ultra, aunque ya estaba retirado.

Jorge y Katherine, padres de cuatro hijos, habían puesto punto final a su matrimonio hace tres años. Al igual que en este último caso, no constaban denuncias previas por malos tratos. Los agentes de la Policía Nacional encontraron la escopeta al lado de los cadáveres. «Escuchamos los disparos, pero no podíamos creernos que fuese eso. Pensábamos que eran golpes», afirmaba a ABC la vecina de una vivienda cercana. Pese a la apariencia de hombre «afable», en palabras de los residentes, Jorge no había superado que su exmujer mantuviera una relación con otro hombre en el Reino Unido. «Estaba siendo un proceso horrible, sobre todo por el dinero y la casa», aseguraba entonces su entorno. Un golpe que ahora vuelve a repetirse.