Comienza el desmontaje del «enchufe» de las Torres Colón
Los trabajos se prolongarán hasta final de enero y en esta fase también se quitará la «piel»naranja

Durante este fin de semana unas gigantescas grúas, con una pluma de 45 metros de longitud, se han apoderado del techo de las Torres Colón . Sobre una altura total de 139 metros, la constructora Dragados ha iniciado los trabajos para desmontar el reconocible « ... enchufe» verdoso que corona el rascacielos . La complejidad de esta operación, que se enmarca dentro del proceso de reforma puesto en marcha por Mutua Madrileña, la propietaria del inmueble, obligó a cortar la calle de Génova durante unas horas para instalar la maquinaria y a colocar un balizamiento luminoso para advertir al tráfico aéreo.
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En los próximos días, según confirmaron a ABC desde la aseguradora, la maquinaria que ya rodea el inmueble será también la que intervenga en la fachada acristalada de color naranja que cubre las torres para retirarla. Mutua calcula que los trabajos de supresión del remate de la cubierta y de su característica «piel» estarán terminados a finales del próximo enero. No obstante, la reforma completa no estará lista hasta el término de 2023. Las obras, que ya cuentan con licencia municipal, serán acometidas por Dragados, que el pasado verano ganó el concurso convocado para realizar la actuación, por importe superior a los 65 millones y que generará 600 empleos directos e indirectos.
Un cambio de 30 años
El «enchufe» dice este 2020 «adiós» al cielo de Madrid tras casi 30 años instalado en la cumbre de las Torres Colón. Según explicaron desde Mutua, este remate se colocó en 1992, tras una intervención firmada por Carlos Lamela, el hijo del arquitecto que diseñó las torres originales entre 1967 y 1976, Antonio Lamela . Esa reforma, llevada a cabo cuando el edificio era propiedad del Grupo Heron, unió las torres al coronarlas con ese inconfundible remache. Después, cuando la aseguradora ya era dueña del inmueble, entre 2009 y 2011 se realizaron obras de acondicionamiento, aunque se centraron en vestíbulos y ascensores.
A comienzos de 2017, la propietaria de las Torres Colón inició el proceso para llevar a cabo la modernización del rascacielos con el objetivo de «convertirlo en un edificio de oficinas de referencia internacional». Según informaron desde la entidad, Mutua pidió ofertas a los arquitectos Carlos Lamela y Luis Vidal. La propuesta elegida fue la segunda, que, aseguran, «refuerza y destaca el carácter suspendido del edificio» y «preserva su estructura característica de acuerdo con el grado de protección establecido por el Ayuntamiento de Madrid».
Como avanzó ABC , la Junta de Gobierno del Ayuntamiento aprobó el pasado junio de forma inicial la modificación puntual del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) para poder incluir este singular complejo, el primer ejemplo de «arquitectura suspendida» de la ciudad, en el Catálogo General de Edificios Protegidos municipal. De esta manera, el Consistorio blindará las partes clave del interior del bloque, pero eso no impedirá que se ejecute la rehabilitación propuesta por Vidal.
Este cambio, no obstante, se ha encontrado con las alegaciones de Carlos Lamela y de otras entidades como Madrid Ciudadanía y Patrimonio o Ecologistas en Acción , que consideran insuficiente ese blindaje. Sin embargo, después de casi tres años en revisión tanto por parte de la Comisión para la Protección del Patrimonio Histórico, Artístico y Natural y la Comisión Local de Patrimonio Histórico, se estableció el nivel de protección que indicó la Comunidad, que descartó declararlo Bien de Interés Cultural ni Bien de Interés Patrimonial.
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