Los arquitectos de la nueva Plaza España: «Ideamos el proyecto antes del Covid, pero ayudará a hacer Madrid más saludable»
Hoy abre al público el enclave tras soterrar el túnel de Bailén-Ferraz para hacer la zona más verde y accesible
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Iniciar sesiónLas manos de Fernando Porras-Isla y Aranzazu La Casta idearon la manera de coser una de las grandes brechas urbanas de la capital: donde hace una década circulaban cientos de miles de coches, ahora brota un exuberante Madrid Río . Hace dos ... años y medio su propuesta, firmada a seis manos también por Lorenzo Fernández-Ordóñez , fue la escogida por los madrileños para sanar otra vieja herida: la reforma de la plaza de España ; un enclave que renace hoy más verde, más accesible y con un itinerario arqueológico que explica ‘in situ’ la huella de Sabatini rescatada de las entrañas de la capital.
Madrid Río también lleva su firma. ¿Qué es más complejo: diseñar un proyecto desde cero o reformularlo?
Fernando Porras-Isla: En Madrid Río trabajamos sobre una gran superficie y unos túneles que ya estaban construidos, mientras que en Plaza España tanto los túneles como la superficie son las que hemos diseñado. Es igual de complejo reformular un proyecto que trabajar sobre una especie de gran herida de la ciudad.
¿Qué problemas tenía la plaza y cómo han tratado de solucionarlos?
Lorenzo Fernández-Ordóñez: En primer lugar, la continuidad y accesibilidad desde la Gran Vía hasta el Templo de Debod y la plaza de Oriente. El reto era hacer peatonal y accesible un espacio que antes estaba lleno de obstáculos y cruce de autopistas. En segundo lugar, resolver la movilidad de los vehículos. Con Madrid Central (ahora, Distrito Centro), los coches no pueden cruzar libremente por la Gran Vía, y eso lo cambia todo. El tráfico se configura de una manera circular a la plaza de España y nos ha permitido dar continuidad a esa circulación nueva que viene por Pintor Rosales y cruza hacia la Calle Mayor o viene de la Calle Mayor y cruza hacia Ferraz; o que viene por la Cuesta de San Vicente y llega a Ferraz o a Princesa. Esos flujos ya no van a interrumpir el paso de los ciudadanos a pie. El tercer eje es la continuidad verde: la plaza de España unirá ahora el parque del Oeste con el Campo del Moro y los Jardines de Sabatini con Madrid Río y Casa de Campo. Eso genera una riqueza ambiental, de biodiversidad y paisajística fundamental; es como meter la naturaleza en plena Gran Vía. Y la última es la patrimonial, que es una incorporación posterior a la idea inicial, que la enriquece y que supone integrar la historia de la ciudad en el proyecto.
Una de las principales quejas ciudadanas era también la aridez de la plaza. No invitaba a quedarse en ella. ¿Cómo se ha mejorado este aspecto?
F. P-I.: Cuando nos enfrentamos al proyecto, vimos que teníamos dificultades para mantener los árboles de encima del aparcamiento porque éste tenía que reforzar su estructura. Como para nosotros el arbolado era un material importantísimo, lo que hicimos fue llevarlo a un vivero para después replantarlos en otro sitio de la plaza. Pero, además, ampliamos el ámbito de actuación del concurso y llegamos hasta el Palacio Real y la plaza de Cristino Martos y el Palacio de Liria, por lo que hemos conseguido triplicar los árboles –antes había 400– del conjunto. Hemos hecho una nueva entrada al palacio, donde han desaparecido los coches. Trabajar en el ensanchamiento de aceras, que es hacer cirugía urbana, ha venido muy bien al proyecto, ya que en esas aceras hemos plantado también árboles. Fuimos más lejos de la plaza de España para coser bien la zona y arreglar los problemas de continuidad.
Otra gran demanda era crear espacios de recreo para las familias, ¿qué solución han encontrado?
F. P-O.: Sobre el aparcamiento, junto a la Gran Vía, hemos hecho un gran campo de juegos. Es un pavimento, del tamaño de la Plaza Mayor de Salamanca, y allí el suelo tiene todo tipo de instalaciones para que se monten mercadillos, conciertos… Es lo que llamamos la ‘plaza cívica’ a la italiana y griega, el ágora. Luego está la ‘plaza parque’, que está donde el rectángulo original, y es el lugar donde están los juegos de niños y de mayores, bancos, fuentes… Es el lugar donde van a ir las familias y va a haber mucha sombra en verano y en otoño, al caer las hojas, entrará el sol. Será una plaza de dos caras.
Fue el primer gran proyecto que se decidió por votación ciudadana. ¿Cómo vivieron este experimento?
L. F-O.: Fue interesante, porque recibimos una información de la demanda vecinal muy grande, que luego incorporamos al proyecto. El ayuntamiento tiene una política de gran accesibilidad hacia sus ciudadanos. Cualquier vecino que tenía o le estábamos causando problemas por las obras podía contactar con el ayuntamiento, y eso lo incorporamos al proyecto.
¿Fue complicado encajar los restos arqueológicos en su idea inicial?
Ha sido extraordinario. Hay tres ejemplos diferentes de cómo tratar el patrimonio. Sabíamos que estábamos en un lugar muy especial y, cuando iban apareciendo los hallazgos, el proyecto no cambió. En concreto, en el más grande, que es de los restos del palacio de Godoy, la fisionomía de la zona no cambia, porque queda por debajo de un parterre que ya estaba planteado originalmente. Lo que ha pasado es que ha aumentado su volumen, pero sigue siendo una zona verde, y debajo han quedado los restos perfectamente protegidos. Es una manera de trabajar con el patrimonio para hacerlo visitable, pero sin que interrumpa el tráfico y el flujo de personas, sin que sea un obstáculo que lo desvirtúe.
Aunque el proyecto se ideó antes de la pandemia, ¿creen que recoge alguna de las necesidades que detectamos tras el confinamiento?
L. F-O.: Los que hemos paseado por la Gran Vía nos damos cuenta de que hay una necesidad imperiosa de disponer de más espacio verde. Aunque el proyecto se planteó antes de la pandemia, esta idea de dar continuidad y que puedas ir andando desde el centro hasta la Casa de Campo era necesaria.
F. P-I.: Cuando iniciamos el proyecto, no atisbábamos que iba a haber una pandemia así. Ahora tenemos claro que las ciudades del futuro tienen que sostenibles y la plaza de España ayudará a hacer Madrid más saludable.
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