«El Arlequín», Loli Álvarez y otros que acabaron empotrados en la fuente de la Cibeles

En anterior episodio fue bastante insólito, más que nada, por la reacción del accidentado. Ocurrió el 5 de diciembre de 2013 a la misma hora del último siniestro cuando el hombre que empotró su automóvil, se apeó del mismo y lo dejó abandonado con la parte delantera sumergida. Acto seguido, paró a un taxi y se marchó a su casa. Durante el trayecto, para más inri, estuvo comentando con el conductor del transporte público lo sucedido.

Sin embargo, lo que no esperaba es que la Policía Municipal andara tras su pista y le diera el alto poco antes de llegar a su casa. Entonces el taxista se percató de que estaba mojado hasta la rodilla y le había dejado la parte trasera empapada.

Los agentes le hicieron la prueba de alcoholemia, que dio positivo. Fue detenido, acusado de un presunto delito contra la seguridad vial. Ni el monumento ni el conductor sufrieron daños.

Hay que remontarse casi una década después, al 21 de de 2004 , para hallar el tercer episodio importante. Esta vez fue un coche patrulla de la Policía Nacional el que acabó dentro de la fuente después de sufrir un accidente en el que ninguno de sus ocupantes resultara herido.

También ocurrió de madrugada, a las cuatro, cuando el funcionario, que circulaba desde Atocha, sentido Colón, tuvo que dar un volantazo para esquivar a otro coche que se interpuso en su camino. A consecuencia de ello, acabó sobre el primer muro de la fuente. Los policías resultaron ilesos.

Por último, el episodio más chusco lo protagonizaron el 18 de julio de 2001 unos personajes televisivos de la época: «El Arlequín», Loli Álvarez y Montse Páez. También fue de madrugada cuando el vehículo que conducía el primero acabó dentro del estanque. Según declaró este, fue al realizar una maniobra brusca para esquivar otro vehículo que se le cruzó, lo que le hizo perder el cntrol y acabar dentro del agua. Fue trasladado al hospital junto a Álvarez.

Esta vez sí que el impacto dañó la base de la estatua de la Cibeles y se llevó por delante los ocho metros en línea de geranios.