Alarma en Villaverde por el hallazgo de gallos decapitados en ritos de magia negra

El Área de Medio Ambiente del Ayuntamiento, encargada de recoger a los animales muertos en la vía pública , actuó en el parque el pasado 25 de julio. En total, retiraron nueve kilos de restos de gallos, gallinas y palomas, según han informado a este periódico. Dos días más a tarde recibieron otro aviso en Villaverde: sacar de la calle la cabeza y las pezuñas de un cordero . El cuerpo no apareció. «Es la primera vez que esto se produce en la zona. Hace unas semanas se encontró otra paloma sin cabeza, pero creemos que no tiene relación», indica un residente en la zona. Se trata de un área retirada del núcleo urbano, en la que las viviendas más cercanas están a quince minutos. «El parque es muy tranquilo y se va, sobre todo, a realizar ejercicio, caminar, montar en bici o correr», sostiene Javier Cuenca, presidente de la Asociación de Vecinos La Incolora, de Villaverde Alto.

«El hecho de que sea tan tranquilo quizá pueda ser lo que motivó a las personas que lo hicieron a ir hasta allí en coche y sin que nadie les viese, en caso de que haya sido así. Los animales no aparecen ahí solos. Alguien los ha tenido que llevar, aunque no sabemos si es por un ritual o por qué», concluye el portavoz vecinal, que señala que no hay ningún criadero cerca.

«Cortar las cabeza a gallinas o gallos es habitual en rituales relacionados con santería o macumba, un rito de magia negra de origen africano», explica un santero cubano afincado en Madrid, que dice que estas prácticas no tienen por qué tener solo objetivos negativos. «A veces se hace para conseguir algo que llevas mucho tiempo persiguiendo y los descabezas como sacrificio para llegar a ella; otras veces es en venganza contra una persona o, incluso, en ritos de iniciación a algún tipo de organización o colectivo, aunque no es lo habitual en España», continúa el experto en la materia.

Sobre la exposición en triángulo, asegura que se dispone así para «poner algo en el centro, darle valor y destacarlo», sobre todo cuando se realiza en contacto con suelo fértil, como en este caso. «Entra en unión con la tierra y se llega mejor al objetivo», añade, además de asegurar que es una posición que da «más energía en el hechizo». Lo llaman el ‘triángulo sagrado’.

La Policía Municipal, por su parte, indica que no consta ninguna denuncia relacionada con este hecho. En caso de que la hubiese, los agentes abrirían una investigación -de la que se haría cargo la Unidad de Medio Ambiente- por maltrato animal, delito contra la salud pública -en caso de que la aparición de cadáveres con signo de violencia fuese recurrente- o, incluso, puede que delito ecológico. La mayoría de ellas terminan archivadas, ante la falta de evidencias para encontrar a un culpable y poder multarlo o elevar el caso ante la Fiscalía.

En el caso de los corderos, los musulmanes celebran cada año la fiesta del sacrificio o ‘Eid Al Adha’ , en la que matan a un carnero como gesto de obediencia. La tradición marca que debe llevarse a cabo 70 días después del Ramadán , por lo que este año se ha celebrado el 20 de julio, días antes de que se encontrasen la cabeza y las pezuñas en Villaverde. El hecho, por lo tanto, podría vincularse con este festejo y, de ser así, podría estar amparado en el derecho de libertad religiosa y no constituir un delito.

«Los rituales de santería con animales están prohibidos en España», resume Encarna Carretero, portavoz de la Asociación Nacional para la Defensa de los Animales (ANDA). «No existe una Ley de Protección Animal a nivel nacional, pero sí a nivel autonómico. En el caso de Madrid, solo excluye las corridas y festejos taurinos, por lo que en este caso estaríamos hablando de una infracción tipificada como muy grave al tratarse de un sacrificio, maltrato y mutilación , y la sanción oscila entre los 9.000 y los 45.000 euros», continúa Carretero, que incide en que estos «macabros sucesos» también se pueden denunciar por la vía penal y que afortunadamente la sociedad cada vez está «más concienciada con estas torturas»: «Al darles muerte, la condena sería de privación de libertad entre seis y dieciocho meses e inhabilitación especial para la tenencia de animales entre dos a cuatro años».