El juez ordena una evaluación psiquiátrica del presunto yihadista de Algeciras

Según informan en fuentes jurídicas, Gadea ha librado un auto este martes por el que acuerda la exploración forense de Kanjaa «a los efectos de informar sobre su imputabilidad». Oficia para ello a la clínica forense de la Audiencia Nacional a fin de que dos médicos realicen un examen psiquiátrico del investigado.

Tal y como desveló este diario, Kanjaa tiene antecedentes de trastornos psiquiátricos en Marruecos, su país de origen. El examen forense está encaminado a conocer el alcance de los mismos de cara a su responsabilidad penal. Se le imputan delitos terroristas de asesinato, intento de asesinato y lesiones.

En la resolución, el magistrado acuerda además recabar el informe forense de la autopsia realizada al sacristán asesinado, Diego Valencia, y la citación como testigos de un total de 16 personas, incluidas las que resultaron heridas en los ataques y a las que se ofrecerá participar en la causa como perjudicados. También están en la lista los compañeros de piso del presunto terrorista.

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Isabel Vega

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Gadea tomó ayer declaración a Kanjaa, que durante más de una hora contestó a sus preguntas, las del fiscal y las de su propia abogada, una letrada de oficio. Según informaron a ABC en fuentes jurídicas, durante la comparecencia se mostró frío y relajado, en actitud muy similar a la que devuelve la imagen del día de su detención en dependencias policiales. Muy hablador, explicó que había perpetrado los ataques por «voluntad de Alá».

En concreto, señaló que hablaba con Alá y le había encomendado directamente la misión de liberar a los cristianos de los «satanes», definiendo con este término a los sacerdotes en general de manera reiterada. Detalló que se pertrechó con ese machete para poder así cumplir la encomienda, asumiendo que su tarea sería «matar a los satanes» y castigar a sus colaboradores. En su opinión, uno de los heridos, un joven musulmán al que golpeó, ayudaba a los «satanes» y él, sólo «obedecía la voluntad de Alá».

Aseguró que actuó solo y añadió que no había jurado lealtad a ningún grupo u organización concreta, confirmando así las tesis de los investigadores, que le definen como un perfil «inestable» y radicalizado en un proceso exprés: los informes sobre el uso que hacía de las redes sociales apuntan a que en menos de un mes se habría adoctrinado en el yihadismo nutriéndose de ese tipo de contenidos violentos.

De hecho, sus compañeros de piso señalaron a la Policía que el detenido, un tiempo atrás, bebía alcohol y fumaba hachís, y que cambió de hábitos de manera radical, escuchando de manera asidua el Corán a través de audios desde su teléfono móvil. Todos serán llamados como testigos al procedimiento.

Tras la comparecencia, el juez le envió a prisión provisional sin fianza con una resolución en la que incidía que Kanjaa actuó con un propósito claro y consciente de lo que hacía, en un ataque «dirigido» contra los sacerdotes católicos y los infieles. La causa sigue bajo secreto.