El juez envía a prisión provisional al presunto yihadista de Algeciras

Kanjaa pasaba a disposición del Juzgado Central de Instrucción número 6 después de que el instructor, Joaquín Gadea, prorrogarse el pasado viernes su tiempo detenido en espera de practicar diligencias tendentes a esclarecer el móvil de los ataques, que se le imputan como asesinato, asesinato intentado y lesiones de índole terrorista.

Con abogada de oficio y durante más de una hora, ha respondido a su defensa y a la Fiscalía, que pedía el ingreso en prisión por riesgo de fuga, de reiteración delictiva y destrucción de pruebas. En un auto posterior a la vista, Gadea ha resuelto en este sentido y ha acordado su encarcelamiento sin posibilidad de fianza.

Para el instructor, de las diligencias practicadas hasta ahora se puede concluir que habría actuado solo y que no ha contado con la ayuda de terceros. Según informan en la Audiencia Nacional, así lo ha reconocido el propio detenido, tanto en el juzgado como ante la policía, señalando que no ha sido dirigido por otras personas y que no ha jurado lealtad a ninguna organización o grupo terrorista.

En opinión del instructor, los indicios recopilados sustentan que la actividad desarrollada por Yassin Kanjaa se puede calificar como un ataque yihadista dirigido, tanto contra sacerdotes que profesan la fe de la Iglesia Católica, como contra musulmanes que para el investigado no siguen los preceptos del Corán. Uno de los heridos profesaba esta fe y fue considerado por el agresor como un «infiel».

El auto razona además que el detenido no había aparecido como peligroso en la inteligencia policial. Era totalmente desconocido para la Policía. En este sentido, subraya que no solo se desconocía su rigorismo religioso, sino que no se había visto inmerso en ningún tipo de altercado o incidente que hubiera podido generar algún tipo de actuación policial, tal y como se refiere en un informe remitido al juzgado por los investigadores.

Para el juez, eso no obsta para que se aprecie un proceso de radicalización religiosa que desencadenó los hechos y que se desprende tanto de las declaraciones de los testigos ante la Policía -que serán llamados a declarar en la instrucción judicial- como de su propia comparecencia.

De hecho, sus compañeros de piso, señalaron que el detenido, un tiempo atrás, bebía alcohol y fumaba hachís, y que cambió de hábitos de manera radical, escuchando de manera asidua el Corán a través de audios desde su teléfono móvil. Todo, en el lapso de un mes, como muestran asimismo sus redes sociales, analizadas por la Policía.

El juez concluye así que del análisis de su actividad en esas redes, el volcado de parte del contenido de su teléfono, así como de las manifestaciones de los testigos se puede inferir que Yassin Kanjaa mantenía y mantiene un compromiso implícito con su visión del Islam encontrándose «plenamente radicalizado en terrorismo yihadista culminado tras un adoctrinamiento ideológico» que se podría calificar de «rápido» y que ha finalizado con la comisión de acciones violentas contra otras personas «provocando, consciente e intencionadamente» el mayor daño posible, manteniendo en todo momento el control de la situación.