José Antonio Zarzalejos: «Sánchez pasará a la Historia como un caso de demolición implosiva de la democracia»
«Ha achicado el espacio de la Jefatura del Estado y hay un continuo de actos en los que se impide la total extensión de la función del Rey»
«El presidente es cómo esos jugadores de mus que envidan a grande, a chica y a pares»
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Iniciar sesiónJosé Antonio Zarzalejos Nieto (Bilbao, 1954) ha estudiado a fondo el sanchismo. En los últimos siete años ha publicado centenares de artículos analizando cada uno de los pasos del Gobierno nacido de la moción de censura. Todo ese bagaje desemboca en su nuevo libro, « ... La huella de Sánchez» (La Esfera), una radiografía completa de un proceso que el autor cataloga como «destituyente» y que considera el «comienzo del fin» del modelo constitucional de 1978. Periodista con mirada de intelectual, licenciado en Derecho, exdirector de ABC y de El Correo, Zarzalejos ofrece datos muy relevantes especialmente en dos aspectos: el retrato psicológico del presidente del Gobierno y su relación con el Rey.
La huella de Sánchez
Cargada de presente y con proyección de futuro
El título se basa en la teoría del filósofo alemán Walter Benjamin, que plantea cómo las personas dejan una huella en la historia, cargada de presente y con proyección de futuro. El autor lo extrapola al sanchismo desde la idea, que barajó como título, de que Sánchez es un cisne negro y sus legislaturas «han sido destructivas en la línea de otros iliberales y autócratas»
—Tu libro traslada la sensación de que España sufre el síndrome de la rana hervida, siendo Pedro Sánchez el agua que se calienta y la democracia la rana que no reacciona, ¿cómo ha pasado?
—Estamos en otro capítulo de la historia constitucional de España. Se está cerrando el capítulo de la Constitución del 78. Es muy sencillo: no voy a gobernar con Podemos porque no dormiría, pero gobierna. No voy a indultar porque las sentencias se cumplen íntegramente, pero indulta. No voy a amnistiar porque la amnistía es inconstitucional y hay amnistía. No voy a negociar un concierto económico con Cataluña y se negocia. Voy a traer a Puigdemont para que se siente en el banquillo y dé cuentas ante la justicia española, y se negocia con él la investidura. Con Bildu nunca y pacto preferente con Bildu. Todo esto ha sido absorbido a través de una narrativa falaz por una sociedad que ha perdido capacidad crítica. Y eso tiene que ver con la mayor o menor eficacia de la oposición pero también con otras instancias sociales: el empresariado, que traga con todo, los medios de comunicación que son financieramente débiles y poco independientes, y que las instituciones y organismos previstos para que esto no ocurra han sido absolutamente neutralizados: la Fiscalía General del Estado, el Banco de España, la AIREF, la Comisión Nacional del Mercado de los Valores, la Comisión Nacional de los Mercados y de la Competencia, el Consejo Nacional de Transparencia, el Banco de España… Y hay otra cosa que es importantísima y que es la incidencia de Sánchez en el sistema de los medios de comunicación. Tendrá también consecuencias muy serias.
José Antonio Zarzalejos: «El presidente es cómo esos jugadores de mus que envidan a grande, a chica y a pares»
Ana Sánchez«Es imprevisible para sus adversarios mientras ellos son demasiado previsibles»
—¿Cuáles señalarías?
—Primero, las operaciones en torno al control de Prisa. Inmediatamente después lo que está ocurriendo en RTVE, que es absolutamente inédito, y en tercer lugar, la confrontación que ha establecido entre medios buenos y medios malos, los pseudo-medios y los medios, los periodistas y los pseudo-periodistas. La galaxia ultradechista y los buenos progresistas que son demócratas. Es decir, Sánchez también ha incidido en nuestra área, tanto en los medios como entre la comunidad profesional, y nos ha dividido como nunca hemos estado divididos. Ahora se han roto amistades, relaciones, cordialidad, espacios compartidos. Y eso tiene que ver con una política de división desde el poder, no desde abajo, esto ha venido desde arriba.
Efectos irreversibles
—¿En qué momento se neutraliza el sistema constitucional español?
—Cuando la ministra de Justicia se convierte en fiscal general del Estado. Y sigue con un desmán democrático sin precedentes: un fiscal general procesado por un delito de revelación de secretos que no es cesado por el Gobierno, pudiendo hacerlo, ni él renuncia, y se sienta en el banquillo investido de esa condición en un desafío claro al Poder Judicial. Esto pasará a la Historia como un caso de demolición implosiva de la democracia española.
—Adviertes de efectos irreversibles ¿Cuáles son los más importantes?
—Primero, los Presupuestos. Si Sánchez ha podido gobernar tres años sin ellos, otro podría hacer lo mismo. Segundo, la alteración del modelo territorial: ha convertido un sistema autonómico en un sistema bilateral y, de hecho, confederal, con Navarra, Cataluña y el País Vasco. Tercero: no ha entendido, ha despreciado y achicado el espacio de la Jefatura del Estado y, por tanto, desvirtuado nuestro sistema de Monarquía parlamentaria.
Ausencia de alarmas
«El empresariado traga con todo, los medios son financieramente débiles y poco independientes, y las instituciones han sido neutralizadas»
José Antonio Zarzalejos
—¿Qué conlleva esto último?
—La Corona no tiene poderes propios, se sostiene sobre el consenso y el respeto del sistema institucional. Si el Ejecutivo achica el espacio del Rey a través del refrendo implícito y no le granjea las posibilidades de desarrollar todas sus funciones se corre el riesgo de entrar en una especie de Monarquía parlamentaria puramente decorativa u ornamental, al estilo sueco. Y ése no es el modelo de la Constitución de 1978. Pero, una cosa es muy importante, Sánchez se puede llevar bien o mal con el Rey, pero el Rey se lleva bien con todos los presidentes. Unos le procurarán más dificultades que otros para el ejercicio de su labor, pero el Rey está por encima del debate político usual, diario, cotidiano.
—¿Cuál ha sido el punto de inflexión en la relación de Moncloa y Corona?
—La ley de Amnistía es, con diferencia, el más grave porque es exactamente lo contrario de lo que defendió el Jefe del Estado el 3 de octubre de 2017. La amnistía es un desafío al principio de igualdad, a la separación de poderes, a la primacía de la ley y, en términos políticos no jurídicos, una desautorización a posteriori de ese discurso del Rey. Y después hay un continuo de actos en los que se impide la total extensión de la función del Monarca, desde aspectos puramente protocolarios a su proyección internacional o el contenido institucional de su agenda, que en ocasiones es muy bajo, por no decir que en varias o muchas. Pero la Monarquía vive de la aceptación, la fidelidad, la lealtad de las instituciones y se protege con su propia lealtad al sistema institucional.
El arma de Sánchez
«Se ha impuesto la mentira y la verdad se ha convertido en una opinión. Eso ha anestesiado la fibra social»
José Antonio Zarzalejos
—¿Todo esto debilita a la Monarquía?
—No, el Rey está más fuerte pero, como institución, la Monarquía sigue sin estar plenamente comprendida por la sociedad española. Del 75 a aquí hemos tenido solo dos reyes, Don Juan Carlos y Don Felipe. El primero era un rey fundacional y se salía de cualquier estándar. Lo que trata de hacer Don Felipe, y creo que con éxito en estos 11 años, es normalizar la Monarquía parlamentaria, sin esa épica fundacional de la democracia sino simplemente con el cumplimiento, con una legitimación de ejercicio permanente. La Monarquía tiene una legitimidad de origen, que es la Constitución y no el franquismo, y una legitimación de ejercicio, que es el día a día de la ejemplaridad del rey, no solamente en su conducta personal, sino en su conducta institucional y en su proyección pública nacional e internacional.
—Es curioso como el entorno político del Rey es absolutamente adverso y opera para desgastarle pero su imagen es cada vez más sólida, ¿qué ven los ciudadanos?
El Barómetro del Real Instituto Elcano sobre el liderazgo europeo situó el primero al Rey de España, por encima de los demás demás: Merkel, Von der Leyen, Macron, el Papa Francisco… Se ve a un hombre íntegro, que cuando habla dice las cosas con sentido, que no arremete, que está constantemente llamando a los valores de la cohesión y no del disenso. Y que está allí donde debe de estar incluso cuando es difícil estar: sea Paiporta o sea la apertura del año judicial con un fiscal general procesado. Se le pide que vaya a la ONU el año más complicado de la Asamblea General y va, o que esta próxima semana vaya a China, que es un interés prioritario del Gobierno, y va. Este cumplimiento riguroso de la Constitución, de su obligación, de su deber, con esa dignidad es lo que cala, sobre todo en una sociedad que se mueve mucho más por percepciones, imágenes, sensaciones.
Ningún rey dictó su biografía
—La ausencia de Don Juan Carlos se ha normalizado, ¿es injusto?
—No seré yo el que no subraye por activa y pasiva que Juan Carlos I es una gran figura histórica de España, decisiva para traer la democracia y sostenerla en los momentos más críticos. Pero él mismo reconoce que se equivocó en sus actitudes personales. En su carta de marzo de 2022 a Don Felipe asumió un compromiso de discreción y privacidad. ¿Ha sido coherente con esa carta? ¿Ha cumplido ese compromiso? ¿Está en condiciones de residir en España con transparencia ante la Agencia Tributaria? Sus últimos comportamientos no se atienen a lo que asumió.
—Entre ellos están sus memorias
—Hay una expresión de la Monarquía británica que es «nunca quejarse y nunca explicar». Y esto es fundamental. ¿Recuerda Don Juan Carlos qué ocurrió con su padre? Estuvieron años sin dirigirse la palabra. ¿Escribió sus memorias Don Juan? No. ¿Hay alguna memoria de algún rey? No. Las únicas memorias que hay en España de un miembro de la Familia Real son las de Doña Eulalia de Borbón Infanta de España. Se publicaron en 1958, tres meses después de que falleciese. No hay vestigios de ninguna memoria de un rey porque los reyes no pueden hacer ese tipo de incursiones porque impactan sobre la imagen de la Familia Real, que tiene un instinto de continuidad. Lo que hacen las familias reales cuando uno de sus miembros amenaza la continuidad, es apartarlo. Es una regla general, la discreción es fundamental. Y después las alusiones que se hacen a miembros de la Familia Real son insensatas.
—Al Rey y a la Reina
—Claro, ¿cómo se puede decir que la Reina rompe la cohesión familiar, que el Rey es insensible? ¿En qué se basan esas afirmaciones? Esas memorias son un gravísimo error y en algún momento habrá que determinar cómo ha jugado la transcriptora (Laurence Debray) y hasta qué punto ha sido creativa. Estas memorias son un mal precedente, una grave indiscreción y una falta de percepción de la realidad de lo que piensa la sociedad española sobre unas conductas incompatibles con las exigencias a un monarca constitucional. Si se deja que el tiempo ponga a cada cual en su lugar, Don Juan Carlos tendría un lugar preeminente en la historia de España. Por favor, que no lo estropee.
—¿Qué consecuencias pueden tener estas memorias para su regreso?
—Creo que si había alguna posibilidad de, digamos, no sé si de regreso, pero de normalización de su situación, esto añade dificultad. No facilita.
La ley de Amnistía
«Ha sido el punto de inflexión más grave entre el Gobierno y la Corona»
José Antonio Zarzalejos
—Las memorias de Don Juan Carlos recogen versiones que no se habían trasladado así desde el entorno de la Casa del Rey
—Una memoria es siempre subjetiva y hay secuencias o episodios históricos susceptibles de versiones diferentes. Pero algunos relatos que se hacen (en las memorias de Don Juan Carlos) son objetables. Desde el punto de vista de los hechos, la expatriación, por ejemplo, no fue una decisión suya, fue una decisión inducida.
—¿Es Felipe VI quien la induce, el Gobierno o los dos?
-No lo sé, pero es una decisión que se va formando en la Casa del Rey y es una medida que no es estrictamente voluntaria, es pactada. Hay un pacto para que el Rey salga de España, para evitar, él lo dice también, dificultades a su hijo.
—Las memorias de Don Juan Carlos recogen que comunica a su hijo que su destino es Abu Dhabi con una llamada en el avión.
—Me parece muy fantasioso.
—¿Qué tendría que hacer ahora Don Juan Carlos para poder volver?
—Ni idea. En este momento, creo que las memorias son perfectamente disruptivas respecto de cualquier plan que pudiera haber con él y su regreso.
Sobre el padre de Felipe VI
«Las memorias de Don Juan Carlos dificultan su regreso a España, son un gravísimo error»
José Antonio Zarzalejos
—Dada su edad, existe la posibilidad de que pueda fallecer en el exterior.
—Creo que no puede sorprender a nadie si digo que la Casa del Rey tiene previstas todas las hipótesis.
—¿Ha desvinculado Felipe VI a la Monarquía de los errores de su padre?
—Creo que sí: ha cumplido los compromisos de su proclamación con todas las medidas que ha ido tomando de orden interno, familiar, presupuestario, de transparencia, renovación de su casa, por ejemplo la feminización. Y ha aprendido lo mejor de su padre: el instinto institucional y político. Lo demostró, en el año 17 con Cataluña y en el año 24 en Paiporta, pero también en el cumplimiento estricto, sin grandilocuencias y con enorme disciplina de sus funciones constitucionales. Entre ellas, atenerse a su función de sancionar y promulgar todas las leyes, incluyendo la amnistía.
—La ultraderecha acusa al Rey de no hacer lo suficiente frente a Sánchez
—Me preocupa el republicanismo encubierto de sectores de Vox. La Monarquía parlamentaria es como el juego de las siete y media: es decir, es malo no llegar y es peor pasarse. No es función del Rey enfrentarse a un Gobierno. Don Felipe está justamente en la línea de equilibrio y por eso probablemente las fuerzas políticas más extremas son hostiles con él. Insisto en que creo que está caminando por una estrechísima senda que es la que en este momento puede transitar.
—La ultraderecha se nutre de un elevado número de jóvenes que comparten generación con Leonor, ¿crees que esto es un factor de riesgo para la futura llegada de Leonor al Trono?
—No, no. Yo creo que el convencimiento de que el sistema parlamentario de la Monarquía es de futuro está muy asentado en España. En España no hay un espíritu, no hay brotes de republicanismo, que tengan entidad. Y después hay un sistema comparativo, nuestra forma de Estado de monarquía parlamentaria, es la de los países más avanzado en todos los terrenos de las libertades, de los deberes, del bienestar y del conocimiento. Por lo tanto, la monarquía es idiosincrática en España, por una parte, y es total y absolutamente contemporánea en este momento.
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