La inmigración sigue agravando la grieta entre PP y Vox
Génova acusa a Abascal de buscar «protagonismo» a costa de los populares
Santiago Abascal exige al PP un giro en política migratoria si quiere su apoyo en las regiones

Las relaciones entre el PP y Vox están prácticamente rotas y la grieta que abrió la inmigración entre ellos va camino de convertirse en falla y separarlos definitivamente. En el primer lunes del curso político, fue palpable la tensión entre ambos, que se intercambian ... reproches a discreción. Los populares, con una aparente indiferencia, deslizan dardos velados, mientras reciben embestidas directas por su derecha. La primera la protagonizó Santiago Abascal, quien advirtió a Génova que o da un giro de 180 grados en su postura hacia la inmigración irregular o no podrá contar con el apoyo de Vox en los Gobiernos autonómicos donde está en minoría.
De momento, en Génova no le dan excesiva importancia a esa amenaza y tratan de limitarla a una retórica de desgaste. Fuentes de la dirección de Vox se preguntan qué tiene que ocurrir para que el PP asuma que lo que dicen lo cumplen y ponen como ejemplo la ruptura en julio de todos los Ejecutivos autonómicos donde gobernaban en coalición. Precisamente, la decisión de los populares de acoger en sus territorios a menores extranjeros no acompañados procedentes de Canarias fue la que provocó la fractura alentada por Abascal.
Ahora, el PP gobierna en minoría en Aragón, Castilla y León, Comunidad Valenciana, Extremadura y Región de Murcia, a las que hay que añadir Baleares, donde el respaldo de Vox ya era externo. En un clima cada vez más viciado entre los dos partidos, con una desconfianza creciente, los populares intentarán impulsar leyes en esas autonomías, además de los presupuestos regionales. «En los Parlamentos regionales suponemos que el PP tendrá que pactar con el Partido Socialista, con quien parece que comparte agenda de todo tipo», dijo Abascal este lunes en la sala de prensa de su sede nacional, en la madrileña calle de Bambú.
Tras la reunión del Comité de Acción Política de Vox, asistieron a la comparecencia de su líder destacados dirigentes como el secretario general, Ignacio Garriga, la portavoz en el Congreso, Pepa Millán, el eurodiputado Hermann Tertsch, el diputado Ignacio Hoces y la senadora Paloma Gómez. Una imagen de unidad y un primer mensaje de fuerza, en boca de su líder: «Los presupuestos, antes de apoyarlos, hay que leerlos. Y lo que tendríamos que saber es si el PP ha aprendido la lección y está dispuesto a cambiar radicalmente sus posiciones en política migratoria».
No contento con ello, y ante un hipotético cambio de posición en la ley de extranjería para que el reparto de los menores extranjeros sea obligatorio, Abascal avisó al PP: «Evidentemente un sí a esa ley de extranjería tendría consecuencias en las regiones y sería muy difícil que nosotros podamos aprobar ningún presupuesto». El tono del presidente de Vox hacia su expartido fue de constante bronca, por diferentes asuntos: desde no citar a la mujer del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, Begoña Gómez, en la comisión de investigación que controlan los populares en el Senado hasta «repartirse» los jueces con el PSOE en la renovación de los vocales del Consejo General del Poder Judicial.
Feijóo señala que el PSOE les llama «xenófobos» mientras Vox los tilda de «cómplices»: «Quizá es que estamos acertando»
Antes, a primera hora de la mañana, el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, había marcado distancias con Vox en una entrevista en Onda Cero, donde afirmó que no se puede aceptar que «cualquier persona» entre de forma irregular en España. Entre 'cualquier' y 'nadie' hay un abismo, y esa es la profundidad ideológica que separa en esta cuestión a Núñez Feijóo y a Abascal, quien, directamente, plantea la inmediata devolución de todo aquel que acceda de forma ilegal a territorio nacional. «El PSOE nos llama xenófobos y Vox, cómplices. Quizá es que estamos acertando», decía el popular.
Según fuentes conocedoras, las conversaciones entre Núñez Feijóo y Abascal, entre el PP y Vox, se han reducido a la más mínima expresión y no son de carácter político, sino más bien personal. Los líderes de ambos partidos se intercambiaron mensajes, por ejemplo, cuando nació el último hijo de Abascal o cuando Núñez Feijóo se sometió a una intervención quirúrgica por un desprendimiento de retina. En lo demás, guerra total. «Detectamos que tanto para el PSOE como para Vox somos el adversario a batir. Hay una confluencia de intereses. No voy a hacerle el juego a otros que quieren protagonismo a costa del PP», dijo este lunes el portavoz popular, Borja Sémper.
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