El elefante en la habitación

Hace casi tres años que los gallegos no acudían a las urnas. Por eso estos comicios tienen una lectura más allá de lo estrictamente municipal. Sí, en muchos votos evidentemente pesarán condicionantes locales. La personalidad de un determinado candidato o el desarrollo de un proyecto concreto. Eso explicará los resultados en algunas plazas. Pero esta vez en la elección de un porcentaje no menor de ciudadanos también va a influir el escenario político global. Con su elección estarán declarando si quieren o no pasar página, si apuestan o no por empezar a cerrar el capítulo de Frankenstein.

Esa elección implica, entre otras cosas, juzgar la sumisión de la izquierda gallega —singularmente del PSdeG— a los despropósitos perpetrados por Frankenstein. Particularmente los constantes agravios del gobierno de Pedro Sánchez a Galicia. Dos ejemplos de esta misma semana en materia de infraestructuras: el Ministerio de Transportes vuelve a atrasar una vez más, esta vez a «octubre o noviembre», la puesta en servicio de los trenes Avril —esenciales para completar la alta velocidad ferroviaria en la Comunidad— y su titular, Raquel Sánchez, descarta definitivamente la reconstrucción simultánea de los dos viaductos de la A6 —retrasando con ello la recuperación de la normalidad en una infraestructura crítica—. Ni la dirección autonómica de los socialistas gallegos ni sus cabezas de cartel el 28M han levantado la voz. Y esa connivencia probablemente sea un factor que condicione la elección de papeleta de un porcentaje no menor de ciudadanos el próximo domingo.

El silencio cómplice de todo el aparato del socialismo gallego ante las discriminaciones del Gobierno Sánchez a Galicia, pero también su conformidad con la política de alianzas con las que Sánchez se ha sostenido en el Gobierno. Con las hipotecas adquiridas con el independentismo catalán y vasco. Con que aún hoy, incluso después de todo lo que ha sucedido estos días, Sánchez siga sin descartar seguir pactando con Bildu.

Todo ello probablemente penalice a los candidatos socialistas. Y también a los del BNG. Cómplice igualmente de los agravios del Ejecutivo central a esta Comunidad porque ha sostenido durante toda la legislatura en el Congreso a ese gabinete. Cómodo en el frente amplio, junto a formaciones como Bildu con la que ya habían compartido papeleta en las europeas. Y con la que comparte también una parte no menor del programa político.

Sí, hay un elefante en la habitación. Aunque pretendan fingir que no existe, sigue estando ahí. Aunque traten de eludirlo, los candidatos de la izquierda gallega también serán juzgados el próximo domingo por lo que han hecho y no han hecho en relación con Frankenstein. Porque Frankenstein en su conjunto se somete a examen en siete días. Ese Frankenstein en el que han estado cómodamente instalados durante toda la legislatura nacional los diputados gallegos del PSdeG, del BNG y del rupturismo.

Ninguno de ellos ni ahora tampoco ninguno de sus cabezas de cartel en las elecciones del 28M se ha desmarcado de esa alianza. Es más, todos están evidenciando en esta campaña que apuestan por reeditar sus pactos actuales. Y ello, aunque traten de obviarlo, va a ser un factor que condicione los resultados de estas municipales. Son comicios locales, sí, pero también son estos comicios un primer referéndum sobre el sanchismo y todos sus cómplices y aliados, todos los que por activa y por pasiva han elegido orbitar en torno a él durante estos últimos años.