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el garabato del torreón

El ventilador

La política española cayó en un burdel. O en un estercolero. Tal es su ambiente, tales son sus modos, tal su vocabulario, tal su zafiedad

Juan Soto

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Siento que a algún lector (si alguno me queda) le pueda parecer una opinión inapropiada o hiperbólica, pero lo escribo tal cómo lo pienso: la política española cayó en un burdel. O en un estercolero. Tal es su ambiente, tales son sus modos, tal ... su vocabulario, tal su zafiedad, tal su carencia de escrúpulos, tal su urbanidad. Como cuando Ortega alzó la voz en aquel julio de 1931, el degradante espectáculo parlamentario corre por cuenta de payasos, tenores y jabalíes. El mamporrero Puente, la loca Montero, un portavoz enemigo personal de la Gramática, una ministra de Igualdad precisada de camisa de fuerza, un truhán en la cabecera del banco azul, una presidenta que lo mismo trampea con mascarillas que cierra los ojos a la prostitución de menores… ¿Será cierto que la política es una actividad impropia de personas honorables?

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