EL GARABATO DEL TORREÓN
Y parecía tonto
Resulta que uno de los (presuntos) relacionados con la mafia sobrecogedora era (presuntamente) Pepe Blanco
Santiago
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Iniciar sesiónDesde aquí, casi en el culo del mundo, se asiste con incredulidad y estupefacción a la trocha por la discurre el tortuoso arroyo del sanchismo, versión fétida de un partido que don Antonio Machado llegó a timbrar como lo único decente que quedaba en la ... política española de los años 20 del pasado siglo.
Hasta qué punto han degenerado las viejas siglas se entiende fácilmente con un dato que nada tiene que ver ni con Cerdán, ni con Ábalos, ni con Koldo, ni siquiera con las majaderías de Mopongo ni con la inconmovible idiocia de Pachi López.
El dato que fija la vera efigie es de naturaleza gallega, particularmente luguesa y específicamente ulloana. Helo aquí: resulta que los papeles obrantes en sumario revelan que uno de los (presuntos) relacionados con la mafia sobrecogedora era (presuntamente) Pepe Blanco. Sí, han leído bien: Pepe Blanco.
Recuerdo al personaje desde chiquillo de bachillerato. Aparecía alguna vez con un comunicado de las Juventudes Socialistas, espeluznantemente redactado y a menudo gravemente lesivo para la gramática. Cargaba el muchacho con la consideración (tal vez injusta) de persona no excesivamente sobrada de voltaje, consideración que el lector entenderá sin que me obligue a incurrir en 'epitheton difamatorium', que diría don Antonio Tovar (Llorente, no Bobillo).
Aquella impresión empezó a cuartearse cuando el lío de las cuentas de las Xuventudes Socialistas, continuó descuajaringándose cuando la Secretaría de Organización, se diluyó cuando la cartera de Obras Públicas y desapareció del todo cuando la puerta giratoria trasladó en volandas a nuestro hombre hasta ese limbo que unos llaman consultoría, otros despacho y los horteras 'consulting'. No sé si las gestiones a favor de Altri obran en sumario, conste.
Es triste tener que llegar a viejo para comprobar cuánto hay de cierto en la afirmación de que aquí, por estas olvidadas tierras, el más tonto hace relojes. Pues los hace, sí. Y de madera.
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