Orden de la Jerarquía

En virtud del sobado principio lamarckiano, la función creó el órgano y la sobrevenida alcaldesa revalidó el cargo en 2019, esta vez dando la cara.

Volvió a postularse en las elecciones del pasado 28 de mayo y nuevamente se alzó con el santo y la limosna, es decir, con la cera propia y el sebo del Bloque. Y ahí tenían los lucenses a la señora Méndez, estilizada y juncal, siempre de punta en blanco, con su camisita y su canesú.

Ahí estaba, sí, profesional y procesional, afiligranada y ornamental, hasta que la Jerarquía decidió mover las piezas del tablero. Sustanciado lo del Garañón, concedamos a Besteiro la condición de postulante a la presidencia de la Xunta y envolvamos la lista con una textura cremosa de chocolate suizo, a ser posible del cantón de Zúrich, de donde era el impresor Krapf, que trabajó y murió en Vigo.

Igual que cuando el PSOE propuso a Orozco para la alcaldía y luego coló de rondón a Méndez, ahora la escabullida es la señora Méndez y pasa a ser alcaldesa de matute la señora Alvarellos, pongamos por caso. Todo sea por el bien de Lugo, sobra decirlo.

Falta saber qué sucederá el día siguiente al 18-F, cuando haya finalizado el recuento de los votos emitidos y las piezas del tablero vuelvan a su sitio: el señor Rueda, la señora Pontón y el señor Besteiro. Así, por ese orden.

Entonces, señora Méndez, las quejas al maestro armero. O sea, a la Jerarquía.