El Garabato del torreón
Por nombres, que no quede
La RAG ha decidido dedicar el próximo día das Letras Galegas a 'as cantareiras'
En un alarde de sometimiento a la imbecilidad, a la corrección política y a la dictadura feminista (disculpe el lector la anáfora por partida triple), la RAG ha decidido dedicar el próximo Día das Letras Galegas a 'as cantareiras', muy señoras mías. Tranquilicémonos: está al ... caer Ana Kiro.
A esta academia aún le queda mucho laurel en el nomenclátor, mucha casa natalicia que pide placa, mucha sepultura necesitada de ofrenda floral y mucho discurso a los postres: «Boas tardes a todas, todos e todes...». Y a continuación la larga perorata sobre la cuna y la pluma (entiéndase: la péñola, que nadie se dé por aludido) de la figura epónima elevada a los altares en razón de género, raza, caracteres secundarios, inclinación sexual, méritos de guerra y servidumbre política. «Os tempos son chegados», dijo Pondal.
Queda mucha lista de la que echar mano. Damos por descontados a Ana Kiro y a Pucho Boedo, pero ahí, llamando a la puerta, vienen, como caricaturas de otro 'Alba de Gloria', un amplio repertorio de candidatos estelares: la Panorama, concitadora de multitudes urbanas y rurales; Xan das Bolas, el sereno de Suevia Films; Joselín, el del simpático (jejé) cuento de 'o tabeirón'; el torero Celita, un «hombre bonísimo, de muy clara inteligencia», dice el Cossío, o sea, la Biblia taurina; la tortilla de Betanzos, que se come con cuchara; Luis Suárez y Amancio Amaro, porque ya Camus dijo del fútbol aquello que todos sabemos; Picadillo, 275 quilos de erudición culinaria; don Pedro Madruga, látigo de Os Irmandiños; María Casares, la hija de su padre; el cardenal Quiroga, porque un teólogo viene bien para explicar lo inexplicable; el globo de la familia Pita, que está lleno de aire como algunas laureadas cabezas y, naturalmente, don Juan de la Coba y Gómez, no solo por el invento del trampitán sino también por su índole de «poeta del séquito de las musas extraviadas», que dijo don Vicente Risco, y por su condición de propietario, director y único redactor de 'El Gracioso'. Admitámoslo: visto lo visto, a don Juan le sobra talla. Por nombres, que no quede.
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