Que lo de Goretti parezca un accidente

No obstante, hay letra pequeña. Por ejemplo, la capital de Galicia. El PSOE va a dar sus votos para que la nacionalista Goretti Sanmartín, junto con un par de ediles de Compostela Aberta –una coalición radicalmente moderada, claro está– sea alcaldesa y dirija Compostela. Pero sin entrar en el gobierno. Será un ejecutivo local de 8 concejales de los 25 que forman la corporación.

Así, cuando el BNG se quite la careta moderada y plante los actos institucionales de Santiago que evoquen a la cosa del Apóstol, cuando haya que ejercer de anfitriona ante el Rey y se opte por despreciar al Jefe del Estado, cuando se impulse de nuevo la expulsión del castellano del Pazo de Raxoi y se promuevan políticas de adoctrinamiento lingüístico, el PSOE podrá ponerse a silbar, como si no fuera con él.

Los socialistas son conscientes de lo que se juegan en Santiago. A un año de unas autonómicas en las que tienen que remontar para adelantar al BNG, que se visualice en la capital gallega que son muleta del nacionalismo más montaraz de los últimos tiempos –con traje moderado, eso sí– no ayuda a revertir la tendencia y que Besteiro adelante a Ana Pontón.

El BNG mancha y –en el fondo– molesta. Por eso no lo quiere Inés Rey en La Coruña –otra ciudad que goza de una visibilidad muy superior a la de Lugo y Pontevedra– y hará todo lo posible por evitarlo, si es que está en su mano. El PSOE lo sabe, y por eso se desentiende del gobierno de Compostela, como si Goretti Sanmartín fuera a ser elegida alcaldesa por un accidente inexplicable y no por la acción directa de sus votos y decisiones.