Las aerolíneas piratas y la ley local del embudo
¿Tiene que aportar dinero la Xunta a las aerolíneas para que Aena lo vuelva a ganar a través de sus tasas?
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Iniciar sesiónDesde la revolución que supusieron las aerolíneas low-cost, estas se han convertido en una suerte de prestamista incómodo para las distintas administraciones. La transacción comercial es la siguiente: a cambio de que te aporten turistas a tu ciudad o región, las compañías te exigen ... una cantidad dineraria que, como sucede con los intereses de los usureros, suele ser creciente con el paso del tiempo. Y si quieres tus turistas, hay que seguir pasando por caja.
Este modus operandi está implantado, principalmente, en aeropuertos medianos y pequeños, ya que destinos como Madrid, Barcelona, Málaga o Palma funcionan sin necesidad de pasar por caja o incentivar a las compañías. Siendo el turismo un motor económico de primera magnitud, garantizarte un determinado número de pasajeros alimenta el músculo de la hostelería y el pequeño comercio de las ciudades, a los que nadie quiere renunciar.
Si queremos, podemos considerar esta manera de operar como un 'chantaje' a las administraciones públicas por parte de una empresa que lo que busca es engordar su cuenta de resultados. Sobre todo porque compañías como Ryanair obtienen más beneficios de todos los extras que rodean al vuelo -la maleta, el embarque prioritario, el asiento, los rascas, la comida y bebida, las colonias...- que del simple transporte de viajeros. En cualquier caso, estamos ante un choque legítimo: ciudades que miran por el interés de los recursos públicos que gestionan frente a empresas que quieren elevar su volumen de negocio.
Y sí, podemos endurecer el tono y tachar de 'piratas' a las compañías que recurren a este tipo de prácticas, como la que ahora protagoniza Ryanair con Aena a cuenta de las tasas aeroportuarias. Mantener una postura digna y responsable ante el pulso de la aerolínea irlandesa es de aplaudir, desde luego. Pero ocurre que en Galicia la situación tiene una derivada clara: lo que aquí dejamos de volar se lo va a llevar Oporto, que no para de crecer no solo con viajeros internacionales, sino con gallegos que encuentran allí el hub para moverse por Europa. Allí se frotan las manos con nuestros ataques de dignidad institucional.
Una primera reflexión. Si las tasas se repercuten sobre una determinada actividad económica, y su incremento busca acompasar la recaudación a la subida de costes, ¿qué sentido tiene que esa actividad se reduzca a cero? Es decir, si Aena eleva sus tasas para cobrar más, ¿puede hacerlo si en determinados aeropuertos una aerolínea decide dejar de volar?
La respuesta del operador aeroportuario es que si Ryanair se va, ya vendrán otros a cubrir su espacio. Ley de oferta y demanda. ¿Y si no es así? Porque muchos de los vuelos que Ryanair dejó de operar -como el Santiago-Bérgamo- iban llenos de manera regular, y cuando se suprimieron nadie llegó para recuperar un enlace con Italia, país al que no se puede volar directamente desde Galicia. Que alguien me lo explique.
Ahora bien, el portazo de Ryanair deja a Galicia en una posición más que comprometida. La Xunta, que ya padeció en el pasado al prestamista, no quiere volver a sufrir sus exigencias. Las tres ciudades miran a San Caetano en busca de «coordinación», esa entelequia imposible. Ni siquiera cuando hubo tres alcaldes alineados del mismo partido fueron capaces de ponerse de acuerdo. Todos querían su vuelo a Londres, a París, a Roma. Y el resto, pues ya veremos. No hubo manera de que imperara la sensatez entonces. Tampoco ahora. Basta ver a Goretti Sanmartín reclamando que, por supuesto, el aeropuerto central de Galicia debe ser Lavacolla, afirmación que lleva a Abel Caballero al borde del síncope. Sospechamos que a Inés Rey tampoco le convence el argumento.
Ningún alcalde se atreve a pedirle a la Xunta que ponga dinero para 'comprar' vuelos al extranjero. Ninguno quiere tampoco sacar su chequera, principalmente por que ya han escarmentado en sus tratos con el prestamista. El último, el propio Caballero. ¿Tiene que aportar la Xunta dinero de los gallegos para que Aena lo vuelva a ganar a través de sus tasas aeroportuarias? ¿Alguien le encuentra sentido a la jugada?
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