Andrés Calamaro: «El verdadero estado de alarma es que la sociedad es más sectaria»

—Vuelve a Galicia. ¿Recuerda alguna actuación que le haya marcado especialmente? ¿Algún escenario donde se sienta particularmente a gusto?

—Galicia fue el primer viaje musical de Los Rodríguez, tengo apego y cariño por su tierra y sus gentes. Afortunadamente, he viajado bastante a 'terra galega', mucho para recordarlo todo durante treinta años ya. Recuerdo a Guille Martín en La Iguana... Pero llevo toda una vida cantando allá. Estoy a gusto apenas piso Galicia, tenemos el vinculo gallego-argentino.

—¿Qué le mueve a seguir todavía, como escribía hace unos días Edu Galán en este periódico, poniendo «el cuerpo, el arte y el alma» sobre los escenarios tras cuatro décadas?

—Los músicos no servimos para otra cosa; nos mueve el espíritu. Seguimos para tocar mejor el siguiente concierto, porque tenemos vocación y nos queremos gustar. Estamos empezando siempre de cero, como concepto. Lo aprendemos del Blues, el Jazz y el Flamenco. Con mayúsculas.

—En los festivales, el público suele ser más joven. ¿Cómo son los encuentros con las nuevas generaciones?

—Cada toro es diferente y el verano es como es; no obstante lo cual ofrecemos un repertorio para escuchar, quizás menos orquestal rockero que otros anteriores, con más guitarras en el escenario. Luego nos adecuamos al tiempo que tenemos para tocar en el marco de un festival con más artistas y músicos, claro. No vamos a apelar a la demagogia ni al exceso de buen rollo. Toda la vida tocamos en festivales y nos gusta mucho.

—En una entrevista reciente en ABC decía que los grandes conciertos en Madrid o Buenos Aires no son los que más disfruta por todo lo que implica de crítica, invitados y protocolos.

—Ya ve usted, Madrid tiene de complicado la expectativa y el imprevisto; las buenas sensaciones en el escenario las buscamos siempre; Madrid es una batalla, tampoco la única. Los festivales son como son, compartimos escenarios con otro músicos, nos gusta y tocamos donde nos lleven siempre con el mismo compromiso leal.

—Su último trabajo, 'Dios los cría', es un disco de duetos. Todas las canciones adquieren una personalidad propia, pero, ¿cuál de ellas cree que entra en otra dimensión?

—'Bohemio', 'Mi bandera', 'Horizontes', 'Gaviotas', 'Un hotel de 100 estrellas', 'Para no olvidar'... creo que han mejorado las versiones originales, no obstante lo cual el arte de todos sublima estas humildes canciones.

—Hay colaboraciones con artistas emblemáticos de su generación, pero también voces relativamente nuevas. ¿Qué artistas del panorama actual son los que más le interesan? Díganos, por ejemplo, seis nombres propios.

—Israel Fernández, Pucho Tangana, Rosalía, DILLOM, Zoe Gotusso y Rigoberta Bandini.

—Muchos de sus coetáneos suelen decir que les gusta componer los temas y luego cantárselos al público, pero les da más pereza el 'trance' de pasar por los estudios de grabación. Usted es una 'rara avis', le gusta eso de ser «cantante de laboratorio».

—Eso se puede explicar cuando estrenamos las canciones en el estudio, sin haberlas curtido en los directos. No obstante lo cual me encanta grabar, soy especialista dentro del estudio. En 'Dios los cría' fue imprescindible la dirección de Carlos Narea. Parte del proceso fue la gira 'Licencia para cantar', con los arreglos de Germán Wiedemer, luego la grabación per se fue peculiar porque somos quince cantantes. Tampoco siempre disfrutamos como niños en las grabaciones, sí en algunas. En el estudio se puede ser un soldado o un guerrillero.

—¿Tiene la espina clavada de haber querido colaborar con algún artista?

—Willie Nelson.

—Metámonos en algún charco para acabar. Sobre la polémica por la imagen que subió a redes sociales acompañado de Isabel Díaz Ayuso en una corrida. ¿Nos hemos vuelto una sociedad más sectaria?

—Tampoco espero la validación de internet. Y sí... Este es el verdadero estado de alarma.