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El 20,5% de los alquileres del eje atlántico ya superan los 1.000 euros
el mercado del alquiler: un mar sin apenas peces
En las ciudades de La Coruña y Vigo la mayoría de las casas (9 de cada 10) sobrepasan los 500 euros mensuales
Hay 200.000 familias gallegas a las que el sueldo no les llega para arrendar una vivienda digna
Galicia
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Iniciar sesiónCuando comprar deja de ser una opción, arrendar casa se convierte en la única salida habitacional. Pero, ¿qué sucede cuando los precios de los alquileres alcanzan cotas nunca vistas? La respuesta ya está sobre la mesa: 200.000 unidades familiares en Galicia no ... pueden asumir el coste medio de una vivienda en alquiler por su ratio de ingresos, lo que está generando «un gravísimo problema de exclusión social». La apreciación parte del presidente de la Federación Galega de Empresas Inmobiliarias (Fegein), Benito Iglesias, que alerta de la situación desesperada en la que muchas familias se encuentran ya. Y de que irá a más.
Según los datos que manejan los expertos son La Coruña y Pontevedra, las provincias que conforman el eje atlántico, las que más difícil se lo están poniendo a sus vecinos. En el caso de la primera, alrededor de 78.000 familias son incapaces de hacer frente a unas mensualidades que llevan años escalando y que las dificultades para acceder a una vivienda en propiedad inflarán aún más. En el caso de Pontevedra, el dato ronda las 57.000. El principal escollo, ahondan desde la Fegein a través de un informe sobre el mercado del alquiler, es que en estas dos provincias un 20,5 por ciento de los pisos y las casas que se arriendan sobrepasan ya los 1.000 euros al mes. «Un listón inasumible para las rentas medias» afirman.
O muy caras o en mal estado
A este encarecimiento imparable de los precios se suma la limitada bolsa de viviendas en alquiler, de apenas 3.500 casas en toda la Comunidad. La cifra, además, debe ser entendida en su complejidad porque de este total hay un 30 por ciento de casas que llevan más de un año buscando inquilino sin encontrarlo, por dos motivos fundamentales: o son demasiado caras o su estado de conservación interior o mobiliario no es bueno. Así que la cifra de viviendas realmente accesibles y dignas para las familias gallegas es todavía menor. Consciente de que encontrar casa a estas alturas es casi una lotería, Benito Iglesias pone el foco en las ciudades, la zona cero del conflicto. En La Coruña son un 28 por ciento las unidades familiares que viven de alquiler, igual que en Vigo. En Santiago representan el 24 por ciento, como en Orense. Por detrás están Lugo (21), Ferrol (20) y Pontevedra (16).
Bajo estos porcentajes, indica el presidente, se esconden cientos de miles de personas atrapadas en un juego de equilibrios entre «una oferta de viviendas en alquiler en mínimos y unos precios en máximos». Una segunda conclusión, añade, es que en el caso de La Coruña y Vigo el 92 por ciento de los alquileres sobrepasan el umbral de los 500 euros al mes, con un precio medio que se mueve entre los 8,2 euros metro cuadrado en la ciudad herculina y los más de 9 en el caso vigués. De nuevo, un desembolso imposible para muchos vecinos que se ven con el agua al cuello. A ellos hay que añadir, recuerdan desde la Fegein, los menores de 29 años para los que emanciparse es un sueño a estas alturas. Las estadísticas son pesimistas acerca de su futuro inmediato y destacan que en Galicia un 88 por ciento de los veinteañeros no tienen opción alguna a independizarse por el elevado precio de las vivienda. La única alternativa, admiten desde el gremio inmobiliario, es el alquiler compartido, que también se ha ido encareciendo en las principales urbes.
A la hora de buscar culpables, cada vez son más voces las que denuncian el crecimiento de las viviendas de uso turístico en detrimento del arrendamiento tradicional. Aunque Iglesias matiza la crítica y pide no demonizar a unos propietarios que a su vez son víctimas de la ley estatal de vivienda. «La desconfianza absoluta de los dueños hacia la ley estatal los deja en una situación de inseguridad jurídica. Hay una derivación de viviendas del alquiler tradicional hacia el vacacional por rentabilidad y también por seguridad. Porque —admite Iglesias— faltan incentivos y bonificaciones fiscales a los propietarios, al que penalizan». Este trabase a la bolsa de la viviendas turística provocará que a finales de año Vigo se convierta en la primera ciudad gallega con más de un millar de pisos en alquiler vacacional, seguida por Santiago, donde el concello pelea en los tribunales la prohibición de este tipo de negocio en el centro de la ciudad. De nuevo, un conflicto localizado en las provincias costeras.
A dos velocidades
Sobre las dos velocidades del mercado del alquiler en la Comunidad, Iglesias advierte de que tres de cada cuatro viviendas alquiladas en Galicia están en una de las siete ciudades. «Y la tendencia entre la Galicia costera en la comparativa con la totalidad de la provincia de Orense y el sur de la provincia de Lugo agranda más este comportamiento demográfico y económico-social», indica el experto del sector, que aporta otro dato: en La Coruña, Santiago y Vigo el alquiler ha crecido un 40 por ciento en la última década.
Sobre los obstáculos para conseguir un hogar en propiedad, desde la Fegein dibujan la tormenta perfecta: las continuas subidas de los tipos de interés, el encarecimiento de las hipotecas, las malas perspectivas económicas y la importante subida de la vivienda nueva o rehabilitada son un sumatorio de factores que cada vez cierran la puerta a más gallegos. Atendiendo a las cifras que manejan, a principios de año había un 15 por ciento de familias que podían acceder a una hipoteca que, a estas alturas del 2022, ya no pueden por la subida de los intereses. Otro puñado de miles de ciudadanos más abocados a pescar en un mar sin peces, el del alquiler.
Con la situación perfectamente radiografiada desde distintos planos, el capítulo de las soluciones pasa —inciden los expertos— por activar las viviendas de protección oficial para paliar las inclemencias del mercado actual. Según sus valoraciones, para notar mejoras sería preciso introducir 12.000 nuevas casas de protección, un plan de choque «urgente» para «atender las necesidades» de quienes no pueden tener una vivienda en el mercado libre, ni propia ni alquilada. Mientras tanto, apuntan, dos tercios de las familias gallegas seguirán llegando con dificultad o mucha dificultad a fin de mes.
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