crónicas atlánticas
Sumar en Galicia no cuela
Lo tenemos más visto que una versión de 'Hotel California' a guitarra española
Atención spoiler para los lectores de fuera de Galicia: la protagonista de esta película se escapa del barco justo antes del hundimiento y se convierte en la única superviviente del naufragio, pero no se va a una isla desierta sino a otro barco que casualmente ... pasaba por allí.
¿Por qué será que en Galicia no ha colado el carácter novedoso de Sumar? Yolanda Díaz reniega del radicalismo de Podemos y se hace rodear de gente más amable, más pragmática y sobre todo menos quemada que Pablo Iglesias, Irene Montero e Ione Belarra. Su proyecto se anuncia como el último grito en Madrid pero aquí en Galicia lo tenemos más visto que una versión de «Hotel California» tocada con guitarra española.
Antes de dar el salto a la capital Yolanda hizo como que no se enteraba de la descomposición de Alternativa Galega de Esquerda (AGE) que ella misma había fundado, miró hacia otro lado mientras los alcaldes que había apoyado de Compostela Aberta o Ferrol en Común llenaban sus ciudades de baches, e hizo como si no fueran con ella las reyertas de sus compañeros de lista electoral para tomar el control de En Marea. Escogieron líder y empezaron a conspirar contra él desde el minuto uno hasta que todo reventó. Su especialidad siempre fue la de abandonar el barco en la única lancha salvavidas, justo antes de que se fuese a pique.
Repito, la película ya la hemos visto, los demás se ahogan y ella funda otras siglas, otro nuevo proyecto en el que se rodea de los mismos que dentro de dos años estarán tan quemados como los que ahora quedan atrás.
La ferrolana ha moderado su discurso y su imagen desde los días que ejercía de azote de Feijóo en el Pazo do Hórreo, pero no ha perdido la costumbre de ser la superviviente de todas las catástrofes. Los errores de su grupo parlamentario han rebajado penas a cientos de violadores por toda España, pero ella sale indemne del tsunami. Mérito desde luego no le falta, pero que no tengan duda que los que le aplauden ahora serán los abandonados de mañana.