Una Galicia de camareros

A treinta kilómetros de allí ha cerrado estos días la central térmica de As Pontes. Sus funciones no eran tan románticas como la elaboración de lápices, pero siempre queda la duda de si el desmantelamiento va a venir acompañado de proyectos que tomen el relevo o si quedará otro solar más candidato a 'toxeira' del año. Que cierre la central es una buena noticia para el medio ambiente y en la zona hay proyectos industriales que pueden compensar con creces lo que se pierde, pero a quienes hemos crecido en zonas con el empleo industrial como eje vertebrador de toda la sociedad sabemos que el cierre de una fábrica nunca es buena noticia.

Donde hay cifras sobran los argumentos. Según el Instituto Nacional de Estadística (INE) As Pontes tiene la segunda renta per cápita más alta de Galicia, solo por detrás de Oleiros. La industria paga mejor que el turismo o la agricultura y sería un error imperdonable precarizar el tipo de empleo de los jóvenes tienen en esa zona.

Los que entraron en Endesa en los 70 lo hacían como aprendices, con 14 y 15 años y se acaban incorporando o bien a la central o bien a la mina. Tenían buenas condiciones y terminaban su vida laboral allí. ¿Qué opciones tiene un chaval hoy que busque trabajo en la zona? Trabajo hay, pero difícil compararlo con el de entonces.

Si por algunos fuese, y con toda la buena voluntad del mundo, seríamos una Galicia de camareros. Esperemos que no lo consigan.