Crónicas atlánticas
El candidato perfecto
Es muy importante el don de gentes, que disfrute escuchando a los vecinos y no espere solo halagos
A solo unos meses de las municipales muchos se preguntan qué debe tener un buen candidato a alcalde. La cuestión es difícil de responder porque quienes han tenido éxito continuado en Galicia (Paco Vázquez, Caballero, Lores o Ruiz Rivas en Ribeira) tienen perfiles muy diferentes.
En primer lugar es muy importante el don de gentes, que disfrute escuchando a los vecinos y no espere que todo sean halagos. La simpatía forzada no suele funcionar y la naturalidad es un punto, aunque algún ejemplo tenemos en Galicia de sonrisa marcada con chinchetas a la que no le ha ido nada mal.
El buen alcalde disfruta de su cargo y quiere a su ciudad. Cierto que hoy en día todos somos un poco de todas partes, pero resulta mucho más atractivo quien tiene apego a su concello que quien ejerce de paracaidista. Si el objetivo es ser eurodiputado no serás buen alcalde.
Reconocerás a un regidor exitoso porque cuando se le acerca un vecino para decir que falta un banco, o que los árboles no están bien podados, lo escucha y lo apunta. No duda en rectificar si es necesario. El malo, sin embargo, tiene la excusa preparada o la promesa que va a la papelera en cuando el votante se da la vuelta.
Tampoco se debe subestimar el equipo. El candidato da la cara, pero no puede saber de todo y si no tiene dónde delegar acaba quemado más pronto que tarde. Cuántos excelentes políticos naufragan por carecer de apoyo interno, o por tener demasiadas estrellas alrededor que tiran cada una para donde le parece.
Y está también el partido, que no otorga ni quita alcaldías pero ayuda o entorpece en función de por donde venga el viento. Airear a día de hoy el logo del PSOE resta, los del PP y el BNG suman, pero al margen de las siglas lo que no funciona nunca es comulgar con ruedas de molino de lo que diga la dirección. El buen candidato no puede ser disciplinado porque sirve primero a su ciudad y después al partido. Parece mentira que algunos no lo sepan aún.