Baches y 'fochancas'

Estos meses han tenido mucha relevancia los problemas de la nacional 541, con accidentes gravísimos en Cerdedo-Cotobade y denuncias por un mal estado de la vía que compromete la seguridad de los conductores. Si a eso le sumamos el socavón de Foz (con una bolsa de agua bajo el asfalto que no se formó en dos días) y el viaducto de Vega de Valcarce, que se vino abajo por corrosión, a ver quién es el guapo que se atreve a negar que tenemos en la Comunidad un problema de conservación en las carreteras del Estado.

Los transportistas saben bien también de qué hablamos. Hay zonas de la A-6 y de la A-52 que intentan evitar para proteger sus sufridos amortiguadores del estrés de los baches. Más visitas al taller e incluso accidentes provocados por ruedas rajadas. Hay una zona en Lugo, poco antes de llegar a Pedrafita, en la que todos los camiones intentan pasarse al carril izquierdo por precaución. Cierto que ha llovido mucho y que el desgaste de la calzada lo producen los coches, pero debería haber alguien en el ministerio que se ocupe de ir poniendo parches antes de que el deterioro sea tan peligroso que requiera una obra mayor.

Los expertos de infraestructuras usan una regla que dice que si no intervienen cuando hay que hacerlo el gasto se multiplica por cinco, es decir, es mucho más caro el batallón de urgencias que un plan de conservación de carreteras. Ya dice el refrán que es mejor prevenir que lamentar, pero no todos lo entienden en el ministerio.

La conselleira de Infraestructuras de la Xunta de Galicia, Ethel Vázquez, lleva meses pidiendo un plan de conservación de carreteras del Estado similar al que se aplica en las vías autonómicas, no le han hecho caso y habrá incluso quien le llame pesada. Pero el tiempo le ha dado la razón.