El mal de los vertidos ilegales
En dos años el número de vertidos incontrolados en los ríos gallegos se triplicó hasta alcanzar los 223. Los expertos atribuyen parte de esta responsabilidad a los concellos
A. RODRÍGUEZ
La calidad del agua en los ríos gallegos se ha visto seriamente perjudicada en los últimos dos años debido a un incremento en el número de vertidos ilegales. En concreto, y según datos de la Confederación Hidrográficia Miño-Sil, los expedientes sancionadores por derrames incontrolados ... pasaron de los 86 en 2009 a los 223 en 2011. Un alarmante dato que ha puesto en el punto de mira de los expertos ríos como el Barbaña o el Miño a su paso por la ciudad de Ourense. Y es que, tal y como reconoció el presidente de la confederación, Francisco Marín, en una entrevista recogida por Ep, la calidad de los ríos gallegos «no es mala pero siempre que aparece un vertido la nota baja a suspenso».
En el reparto de responsabilidades, los ayuntamientos gallegos se llevan un 40 por ciento de la carga mientras que a las industrias les corresponde un 30 por ciento y a los particulares un 25. Esta distribución de competencias, por parte del propio Marín, supone una llamada a la cooperación para poner freno a una situación que en los últimos tiempos ha adquirido tintes dramáticos. Así, uno de los objetivos que plantean desde la CHMS es la mejora de la gestión de las estaciones depuradoras, principal mecanismo a la hora de evitar que los vertidos ilegales alcancen los caudales de los ríos.
Pese a todo, los expertos descartan que un endurecimiento de las sanciones pudiese servir para mejorar los datos de contaminación. «Estas multas son un elemento coercitivo, que no se puede incrementar en la actual coyuntura», afirma Marín, convencido de que la solución pasa por erradicar los vertidos recurrentes y por poner en funcionamiento determinadas instalaciones, como los bombeos de aguas residuales.
No habrá restricciones
Consultado acerca de la sequía que asoló la Comunidad en los últimos meses, Marín avanzó que las lluvias de las últimas semanas «han venido a paliar bastante el bajo nivel de los ríos» que están dentro de esta demarcación. Así las cosas, descartan restricciones en el regadío y en el abastecimiento aunque sin inmiscuirse dentro de las competencias del Gobierno autonómico, porque «el panorama puede ser otro». «Esperemos que la climatología sea benevolente y que los embalses y los acuíferos se recuperen», matizó Francisco Marín.
En lo tocante a las inundaciones, Miño-Sil dio a conocer que tienen mapeadas 24 áreas con peligro de anegación. Algunas de estas zonas sufrieron «desmanes urbanísticos» a lo largo de los años que agravaron el riesgo de inundaciones y a los que ahora hay que poner solución. Debido a esta problemática, la legislación actual obliga a que «cualquier plan urbanístico de cualquier ayuntamiento» esté condicionado por la tramitación de zonas inundables. Recae así sobre las corporaciones locales el cometido de elaborar un plan de encauzamiento que corrija la inundabilidad del espacio en cuestión.
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